Emili Donato Dibujos de viaje

“Es ampliamente aceptado que la poesía se encarna en la materia de las palabras. Pero esas palabras que son signos como lo son las notas de música, toman vida sólo con la vibración de una voz y encuentran sus propios ritmos en la respiración de un cuerpo. Esta poesía se concibe y se verifica de inmediato, en el movimiento continuo de un canto interior que se exterioriza mediante la voz.

En las artes visuales, al contrario, es necesaria una materialidad real, a fin de que la forma tome vida bajo la luz exterior y, después de haberle dado un movimiento, nos devuelva una emoción. El pintor y el escultor trabajan así la materia misma de la obra que pertenece al mundo; como para el poeta y el músico, la forma nace de este modo de la materia, ya encarnada.

El arquitecto, desde el principio, piensa y concibe su obra mucho antes de que ésta se construya. Debe, por tanto, imaginarla y decidir sobre ella antes de contratar la gente y los medios para su edificación. Aquí se requiere toda la potencia de su imaginación y un sentido del ritmo y de la medida que otorgue a las cosas forma y finalidad, cuando la imaginación no las percibe aún, “el hombre que no tiene la música en sí mismo…” dijo Shakespeare.”

(Gruet, 2001)

“Estos dibujos son pues en propiedad y realmente los testimonios de una imaginación que trabaja, que reencuentra la vida en nosotros y para nosotros, en virtud de una mirada. Y es esta posibilidad de revivir cada vez que existan hombres con “ojos que ven” lo que da al arte esta especie de eternidad, de la cual se trata en definitiva y a menudo.”

“Es por esto que, lo que se nos ofrece en estos dibujos es mucho más que la sola apariencia de las cosas, es la energia misma que les ha dado vida, en tanto que se actualiza en sus formas. Así, se intercomunican a través del espacio y del tiempo hombres que tantas cosas mantienen alejados, y que en cambio una obra de arte basta para acercarlos. Este acuerdo no se realiza sobre ideas o argumentos de razón expresados con palabras, sino por un juego de sombras y de luz, según los ritmos de una escritura universal que anuncia un pensamiento, el dibujo.”

“Entonces, el camino recorrido, los rodeos y los retrocesos, pero sobre todo la vibración de cada uno de los trazos, el movimiento de cada una de las curvas, la vibración de cada una de las sombras, nos cuentan la historia de estos primeros encuentros y de este primer acuerdo con la materia del mundo, de ese surgimiento de la figura en claroscuro, sobre la claridad uniforme de la hoja de papel. Y es cuando el arquitecto, por las exigencias del objeto, se hace pintor y utiliza la perspectiva, o bien el color, por la relación que éste sugiere entre lo próximo y lo lejano, o bien la sombra y la luz, cuando el trazo fugado hace nacer la magia de la profundidad y la figura se vuelve forma, volumen, espacio, y es entonces cuando el dibujo nos envuelve por completo, como en los cuentos para niños en los cuales empezamos a convivir y adentrarnos en las imágenes y donde el ensueño se torna realidad.”

“Entonces el espíritu entra en el espacio imaginario, como la mirada en un paisaje inaccesible, espacio de todo lo posible y de todas las promesas, todavía indeterminado y sin embargo ya allí, inmerso dentro de los dibujos de un hombre movi- do por el deseo y la esperanza nunca abandonada de un mundo mejor, un mundo mejor para los hombres. De ahí proviene, sin duda, que esos dibujos nos conmuevan y que deseamos creer con él, aún hoy, que el sueño y la realidad pueden reunirse; reside ahí, en cualquier caso, la fe de los creadores.“