Este pequeño texto de apenas 70 páginas es una pequeña joya que os recomiendo si os interesa la arquitectura y el proceso creativo que la acompaña. El libro explica de manera clara y sencilla la casa (ver aqui) que diseñó para sí mismo y su familia Frank Gehry en Santa Mònica, y todo lo que significó ese diseño en su carrera y la arquitectura en general.
En 1977, junto con su esposa Berta, compraron una edificación muy sencilla de madera pintada de color rosa, sin demasiado encanto. Frank Gehry, un poco incomodo con esa arquitectura convencional, decidió envolverla con otra casa (el autor la llama un tinglado) y generar un diálogo de transparencias y tensiones entre las dos arquitecturas: “…Gehry decide cambiar las escalas: propone que la casa nueva no contenga la vieja, sino que la casa vieja supere y atraviese la nueva carcasa miniaturizada”. “…La casa Rosa sufre una regresión material. Gehry pondrá a prueba el límite a partir del cual es admisible deshacer lo construido sin que pierda su identidad”.
El resultado fue sorprendente. Tan elogiado por unos como detestado por otros (sus vecinos). El libro recoge opiniones de artistas y arquitectos de la época, maravillados por una arquitectura muy singular y personal que no encajaba en ningún modelo formal anterior.
Esta casa fue el primer proyecto que realmente llamó la atención de este arquitecto. Una arquitectura abstracta que bebía más de la influencia de artistas plásticos a los que frecuentaba que de ninguna arquitectura anterior conocida. Algunas de sus imágenes (los materiales vulgares recogidos del contexto como la malla metálica o la chapa de revestimiento, el cubo de cristal que construye el lucernario de la cocina, etc) tuvieron una gran influencia en arquitecturas posteriores no sólo suyas sino de muchos otros arquitectos.
Pero tal como cuenta el libro, “…toda obra inaugura un espacio de posibilidades” y a pesar del gran éxito conseguido, Gehry nunca quiso conservarla como una pieza inerte, y así la casa, concebida como un “work in progress” se fue transformando para adaptarse de manera natural y constante a las necesidades cambiantes de la familia, con reparaciones y añadidos que desdibujaron aquel proyecto radical inicial que, como tantas veces pasa en arquitectura, pasó a ser una obra efímera en nuestra memoria, tan sólo recordada en los archivos.
El autor del texto es Victor Navarro, del estudio Langarita Navarro, y como arquitecto que es y profesor de proyectos en la ETSAM, su aproximación no es histórica sino esencialmente arquitectónica, convirtiendo el relato en una magnífica clase de proyectos que cualquier estudiante de arquitectura, o aficionado a la arquitectura debería aprovechar. Un lujo.
