de open garden a jardín cerrado…
Casa Para Almudena Grandes y Luís García Montero
La urbanización que los americanos construyen en los años cincuenta sobre este brazo del pinar que recorre la playa de Rota atiende a unas premisas muy anglosajonas referentes al entendimiento de cómo habitar un lugar: urbanización cerrada con una única calle en bucle que da acceso a un racimo de viviendas unifamiliares aisladas cuyos modestos vallados permiten la contemplación de sus generosos espacios exteriores. Emplazadas en el centro de la parcela, las viviendas respetan los magníficos ejemplares de pinos que forman la masa boscosa de un open garden del más arraigado estilo británico.
Dos son las razones principales por las que se necesita construir una nueva casa: la primera, porque la primigenia acoge un espacio insuficiente para la actual familia, con tres hijos mayores; la segunda, porque el modo de vida de sus moradores demanda dotarla de la máxima intimidad posible. Hay que pasar, pues, del open garden al jardín cerrado, concepto opuesto que nos transporta a la vida y las costumbres íntimas de las casas solariegas de Andalucía.
Sin embargo, la casa original conserva una sucesión de valiosas virtudes. Las más destacables son su impecable orientación y el tamaño y la relación de las estancias entre sí, todas concentradas en torno al hogar de una chimenea en el estar de la casa. Fue éste el motivo del proyecto, su punto de partida: incorporar a la casa nueva los valores de la casa vieja, disponer de su construcción, de los volúmenes que ofrecen sus estancias y de los calados producidos por sus puertas y ventanas. Las habitaciones se han convertido en patios y en torno a ellos se han dispuesto las nuevas estancias. El concepto estuvo claro. En este caso, más que “proyecto nuevo”, ha sido mejor hacer “proyecto segunda parte”.
Antonio Jiménez Torrecillas, 2015
