Carlos de Riaño Lozano Conde Duque

Source: Plataforma ArquitecturaPhotography: Miguel de Guzmán: Alfonso Quiroga
Date: October 25, 2013

Descripción de los arquitectos. En 1717, Pedro de Ribera redacta el primer proyecto del Cuartel de Conde Duque en Madrid. Debía dar respuesta a un programa ambicioso, de más de 600 hombres y 400 caballos de las Reales Guardias de Corps. Durante casi tres siglos, el edificio se ha mantenido con la misma estructura, teniendo que superar, eso sí, innumerables avatares. Los más significativos, los dos incendios de la segunda mitad del s. XIX, que prácticamente exigen su demolición y posterior reedificación. Nunca se logró la restauración completa.

En el año 2004, con la redacción del Plan Director, se inicia esta nueva aventura en la vida del Conde Duque, que concluye con la finalización de las obras en 2011, abordando una reforma integral y coordinada de todo el conjunto. En su momento ya fue una apuesta valiente, el edificio más grande de Madrid, después del Alcázar. Y sigue siendo uno de los edificios históricos más desconocidos e inmensos de la ciudad.

Las primeras imágenes del interior desnudo: naves diáfanas de arquerías de ladrillo sobre pilares de granito, y en otros niveles columnas de fundición y viguerías roblonadas. Espacios limpios y austeros revestidos de unas fábricas de ladrillo rotundas. La potencia espacial hace que la respuesta sea evidente: mantener el esqueleto, eliminar añadidos y concentrar las nuevas intervenciones. Se trataba de lograr un gran contenedor neutro donde localizar puntuales y nuevos objetos atemporales.

El programa propuesto por el Ayuntamiento de Madrid es consciente de estas premisas y facilita la labor. Fundamentalmente se quieren promover lugares de relación, espacios polivalentes, y una pequeña colección de piezas específicas para el desarrollo de actividades concretas (auditorio, teatro, salón de actos…). Las plazas interiores articulan el amplio y diverso programa. También son la oportunidad para recuperar espacios abiertos y permitir cierta fluidez dentro-fuera. El edificio sigue siendo muy hermético hacia el exterior, pero estas Plazas, ofrecen la cara más amable y accesible. Constituyen la antesala, el lugar de acercamiento, la posibilidad de entendimiento.

La intervención, se estructura en dos fases. La primera, localizada en la zona meridional del edificio, donde la arquitectura original se muestra con más autenticidad, alberga salas de exposiciones y espectáculos. Una secuencia de grandes salas, sólo alteradas por pequeñas cajas ciegas que ocultan los nuevos núcleos de comunicación. Las piezas singulares, como el Auditorio, el Teatro y el Salón de Actos, generan su propia envolvente, y cualifican de forma concreta cada uno de estos ámbitos. La segunda fase, en la zona norte, donde el contenedor original ha sido muy transformado a lo largo de los últimos años, reorganiza un programa ya existente y menos libre, como son el Archivo, la Hemeroteca, la Biblioteca y el Observatorio, y el Museo de Arte Contemporáneo.

El lenguaje común unifica todo el edificio. Las fábricas originales, allí donde se encuentran, se recuperan y liberan de los revocos y pinturas superpuestas, proponiendo así un lienzo continuo y homogéneo. Las ampliaciones se cubren de blanco, y dejamos que los alzados nos expliquen su historia. Si los paramentos, incluidos dinteles y cornisas, componen la base de este discurso, será el hueco quien aporte los matices. Perfectamente ordenado, con ritmo repetitivo, recupera ahora la proporción vertical dupla, y se viste de una carpintería mixta, de acero y madera, que logra minimizar su presencia al exterior, sin dejar de ofrecer calidez al interior.

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