por Jordi Badia
Hoy acabo de volver de La Coruña, invitado por la Escuela de Arquitectura para dar una charla enmarcada en un interesante ciclo llamado ÁGORA AGORA. El título juega con el doble sentido de la palabra, que se refiere a un espacio público de intercambio de ideas y a la vez, en gallego, al término ahora.
Ayer los conferenciantes eran Arturo Franco, que hizo una magnífica exposición de su manera de entender la profesión a partir de sus tres proyectos en el MATADERO y de otros muchos ejemplos muy sugerentes la mayoría de los cuales yo desconocía, y Juan Domingo Santos, un arquitecto de Granada con una particular mirada sobre el patrimonio y como actuar en él.
La sesión tuvo una particular coherencia, puesto que (un poco casualmente) acabamos los tres arquitectos hablando de intervenciones en el patrimonio industrial compartiendo una mirada distinta respecto al pasado.
Ya he hablado otras veces de Arturo Franco en este mismo blog, pero creo que Juan Domingo Santos no había aparecido todavía, siendo en cambio uno de los arquitectos más interesantes del panorama arquitectónico español y representante de esta nueva visión de la arquitectura contemporánea que aporta una gran dosis de austeridad, sentido común, oficio, oportunidad y sobretodo… emoción.
Ayer explicó el Museo del Agua de Lanjarón, reciclando un antiguo matadero (que casualidad!) con un mínimo presupuesto y mucho acierto. El proyecto añade a los valores tradicionales de la arquitectura otros muy interesantes como son la implicación social (la construcción incluyó el trabajo de los vecinos implicándolos de manera activa en el proyecto) o el tiempo (el vendaval que asoló el bosque cercano de eucaliptos propició la utilización de los troncos como pavimento ligando para siempre más esa fecha con este lugar).
También contó su propia historia como arquitecto, ocupando la torre de una antigua fábrica de Granada donde todavía sigue trabajando. Al final de su charla pudimos contemplar este magnífico corto que documenta una experiencia no tan sólo arquitectónica sino vital.
Son 15 minutos. No os los perdáis.
La conferencia será abierta para todo aquel que desee asistir