Jesús Rodríguez Comes De las carpinterías de madera, lo eterno y lo contemporáneo

Text: Jesús Rodríguez ComesYear: 2013Source: Ecotopología Epigonal
Date: July 23, 2025 Category: Texts, Things

El sol quema y destroza la pintura primero, y la madera después. Como una berenjena perdiendo su tersura las carpinterías de madera se agostan.

El sector de la construcción responde con materiales cada vez más resistentes.

Y la cuestión de si esa resistencia es pertinente o no se va olvidando, desdibujando, borrando por el efecto de la resistencia misma. A gran escala es comprensible la soberbia de pretender materiales tan estoicos. A escala doméstica ya me parece más discutible.

***

Egoístamente pensé, cuando Chispa murió, que un perro es ideal para un humano, entre otras muchas cosas, porque lo que dura su vida, respecto a la nuestra, es lo justo para verles nacer, crecer, decaer y morir. Y en medio haber tenido tiempo de disfrutarlos bastante intensamente como para olvidar, en ocasiones, que la vida pasa inexorablemente. Volviendo a recordar después que no, que la vida pasa de verdad. Observando en ellos un simulacro de nosotros, a escala menor, y con tiempo de aplicar las lecciones aprendidas en el proceso de esa pequeña vida que discurrió frente a nosotros.

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Hacer algo similar con las cosas que nos rodean.

Este razonamiento, proyectado en arquitectura, me sugiere que puede tener mucho sentido y llegar a ser muy bello rodearme de materiales cuyo ciclo de vida dependa de mis cuidados.

Todo un edificio, quizá, resultaría excesivo. ¿Cómo elegir las partes que sí y las que no habrían de depender directamente de nosotros, como individuos?   De nuevo la respuesta es complicada y sólo puedo argumentar que entre los extremos suele haber puntos intermedios de un equilibrio mágico. Y un buen arquitecto es un buen explorador, conseguidor y gestor de esas zonas de impunidad.

Las carpinterías, como los ojos o la boca respecto a la piel, son la parte habitualmente más presente en las negociaciones entre interior y exterior, entre yo y los demás, entre mi universo personal y el compartido. Son más humanas, por ejemplo, que los canalones o las losas de cimentación. Empecemos, por ejemplo, por ahí.

El gran argumento para no instalar carpinterías de madera me parece a mí que se revuelve en contra, y se convierte en el gran argumento para instalarlas: que requieren un mantenimiento regular.

Y parte de mi tiempo. Y de mi cariño. Y de mi atención. Rascar y volver a pintar. Caerse y levantarse una y otra vez, para volver a trepar hasta lo mejor de uno mismo, antes de la recaída inevitable. Para volverse a levantar. Mientras se pueda.

***

Al tiempo que confundimos lo urgente y lo importante las fachadas domésticas, cada vez más ligeras, se van llenando de aluminio. Un material que todavía no hemos conseguido domesticar, a escala industrial, en arquitectura.

Y yo sigo, pese a todas las advertencias e indicaciones en contra, revoloteando los elementos de madera como un insecto hace con la luz, obsesionado, convencido de que en cuestión de carpinterías, objetivamente, estamos yendo a peor. Alejándonos de algo esencial al ritmo bestial e imparable que impone la técnica.

Me pregunto para qué queremos el tiempo que no invertimos en mantener las carpinterías. Espero que lo invirtamos en algo mejor que rascar y pintar puertas y ventanas.

***

Cada vez me atrae más la idea de un estrecho ataúd de madera que se pudre en contacto con la tierra, frente a los nichos de hormigón armado en altura donde sobra el aire, frente a las cajitas metálicas que guardan cenizas, que los más modernos proponen lanzar al mar. Tender a que se registre, lo menos posible, la actividad humana.

No me parece nada mal. Pero no lo comparto. No lo quiero para mí.

Sonrío al verme a mí mismo, desde fuera, como de otro tiempo, uno pasado. Y sin embargo desde dentro me veo creciendo y acercándome a las cosas que creo que más importan, que parecen haber sido las mismas desde hace siglos.

Quiero tener que arremangarme una vez al año, si ése es el precio a pagar por disponer de una carpintería maravillosa. Quiero tener que encontrarle tiempo a esa tarea, regularmente. Y además estoy convencido de que al final amaré tanto el esfuerzo invertido como la madera misma. Y que las dos cosas, ciertamente, se fundirán.

Actividades que ayudan a conectar con la esencia de lo que somos: se me ocurren pocas cosas más eternas y contemporáneas al mismo tiempo.

8 Comments

  • Claudia October 4, 2013

    Gracias Jesús!!!

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  • Juanico October 4, 2013

    bravo y gracias

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  • gernika October 3, 2013

    Hemos pasado de Colin Rowe y Manfredo Tafuri a Paulo Coelho, y aún hay alguien que se pregunta por qué hay una crisis en la arquitectura… jejeje.

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    • Alvaro October 3, 2013

      Cuánta razón… Pero yo veo algo de Gadamer aquí… y no es desdeñable y sí una brizna de esperanza.

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      • sp October 4, 2013

        ¿Lo de la esperanza lo dices por tocar el tema de cómo queremos que sea nuestro ataúd?

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        • Alvaro October 4, 2013

          En efecto. Hasta ahora no sabíamos ni lo que era, al menos ahora somos conscientes de que es un ataúd y podemos decidir cómo queremos que sea para que cumpla su función. La magia de la hermenéutica.

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    • Jesús October 3, 2013

      Muy bien gernika, ya has dado el primer paso desahogándote.

      Ahora tienes la opción de dejar tu comentario ahí abajo, al nivel de flema pretenciosa.

      O puedes continuar desplegando tus conocimientos sobre Rowe, Tafuri, Coelho, la “crisis en la arquitectura”… o lo que quieras, y su relación con el texto, para elevar tu intervención a crítica constructiva.

      Yo, lo segundo, lo aplaudiría.

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  • JotaBeta October 3, 2013

    Estáis estirando un hilo formidable! Enhorabuena al equipo!

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