La propuesta pretende aprovechar toda la superficie ocupable de la parcela para poder construir la vivienda en una sola planta (baja). Esto comporta que la casa, en planta, sea un triángulo paralelo a los límites del solar, minimizando los espacios de circulación con un único distribuidor central, reduciendo el coste y permitiendo una relación constante entre el interior y el exterior.
Dada la diferencia de cota entre el solar y la calle, situada a un nivel más elevado, la cubierta triangular, casi un icono, se convierte en la cuarta fachada de la casa. Durante la redacción del proyecto el presupuesto sufrió un recorte del 50%. Esto condicionó fuertemente todas las decisiones de la construcción: sistemas, materiales, etc. eliminando todo lo superfluo e innecesario y confiriendo a la casa una materialidad extremadamente austera, contundente y muy expresiva, por dentro y por fuera.
Asumimos la geometría triangular del solar y establecimos una distribución sistemática a partir de dos tipos de espacios básicos equivalentes, que sólo se calificaban en función de su orientación y relación con el exterior: tres espacios de 8 a 10 m2 y tres de 15 a 18 m2. Todos ellos en fachada, alrededor de un espacio central triangular no programado pero con una superficie suficiente para asumir usos no previstos (almacén, comedor de verano, estudio, bicis).
La voluntad de trabajar con un sistema económico de muros, que trabajaran a compresión, se concretó con una tecnología asumible para un albañil tradicional y “de pueblo”, evitando cualquier sistema constructivo que no estuviera al alcance de un único interlocutor.