Este proyecto de Manuel Solà Morales plantea una solución que siendo tremendamente respectuosa (ordenada y rigurosa) con la calle y la ciudad se permite un esquema de planta en abanico de una enorme belleza, con unos patios de gran personalidad.
De este modo el contraste entre una fachada que podría parecer tradicional que utiliza el ladrillo y las “bow windows” como recursos formales; y una composición de planta sorprendentemente libre en abanico y con la curva como generatriz de trazado, genera un proyecto de una gran riqueza y valor espacial.
Las directrices maestras del proyecto han sido las siguientes:
1. Necesidad de dotar a todas la viviendas de una superficie análoga de soleamiento. Dada la orientación del solar y trazado de las calles, este soleamiento debe lograrse a través de la fachada posterior al patio central de manzana. En su consecuencia, conviene extender al máximo el desarrollo de esta fachada posterior (aun a costa del aprovechamiento de la superficie edificable), y lograr que todas las viviendas tengan fachada a dicho patio.
2. Conveniencia de ordenar la zona de dormitorios lo más independientemente posible de la zona de estar. Por ello, y habida cuenta de la gran longitud de fachada a la calle, se dispone una doble crujía paralela a las fachadas en las que se distribuyen los dormitorios y servicios anexos. Contrariamente, las habitaciones comedor-estar se disponen todas en el cuerpo posterior.
3. El esquema primario, nacido de los anteriores puntos de partida, lleva a una ordenación de la planta en abanico. Pero el respeto a las trazas y al ritmo de las callas ha exigido una remodelación de este esquema, mucho mas flexible y adaptado a las determinantes de los volúmenes urbanos.
4. La individualización de las zonas en cada vivienda, y su conexión a través del pasillo, ha planteado una cuestión de orden funcional interno, sobre el que se ha cargada el acento. Se trata de dar al pasillo todo su valor como expansión interior de la vivienda, y elemento de riqueza ambiental. En este sentido se le ha dotado de zonas de incidencia sobre los patios interiores y de amplias aberturas que le den un carácter semiabierto, luminoso y confortable.
5. Ligada a esta idea esta la disposición de patios interiores. Los cuatro patios forman un conjunto en planta que solo queda subdividido por las zonas de pasillos, cuya ligereza aumenta la sensación de transparencia. De este modo, los patios adquieren dignidad y amplitud. Su superficie supera – natural mente – en mucho, a los exigentes de las Ordenanzas de Edificación.
6. Los áticos forman un cuerpo que se eleva únicamente sobre la doble crujía posterior. Se organizan en «dúplex», a excepción de uno de ellos, y tienen acceso a través de pasos semiabiertos. Ello comporta un tratamiento de las terrazas sobre las crujías de fachada, de acuerdo con un criterio de utilización mancomunada de vecinos, en forma de zona de recreo y juegos infantiles.
7. El número elevado de viviendas en el bloque (47 y 2 porterías) habría de dar Lugar a una posible congestión de los sistemas de circulación vertical. De aquí que se haya buscado una compartimentación basada en los servicios de escaleras y ascensores (en número de tres), que sirven cada uno a un máximo de 16 viviendas. De este modo se hace más fluida y mesurada la circulación, y se obtiene una más estrecha relación social entre los vecinos, al limitar la afluencia en cada una de las líneas de circulación.
8. Los sótanos, dedicados a garaje, y la planta baja, destinada a locales comerciales (aparte de las dos porterías), recuperan en todo su valor la idea primera de planta en abanico, con las incidencias de accesos desde las dos calles, y el punto vértice de la esquina, como ingreso principal a la planta comercial, en forma de pórtico abierto.
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Qué horror de fotos.