En su afán por conocer, la mirada del arquitecto se extiende sobre territorios que espera extraños. Es en estos territorios, concretos o abstractos, donde encuentra motivos para la inspiración, la reflexión o la interpelación sobre uno mismo. Uno de los territorios más recurrentes sobre los que se posa la mirada del arquitecto español se encuentra en las distantes regiones nórdicas del continente europeo. Sin embargo, lo que allí descubre no le resulta del todo ajeno. Existe cierto vínculo con el lugar, su cultura material y la dimensión humana que le son próximos, quizá porque apelan a cuestiones esenciales y compartidas.
A modo de conversaciones, este libro reproduce la voz de destacados arquitectos españoles cuya mirada converge sobre los confines de la arquitectura nórdica. Ellos son Francisco Cifuentes Utrero, Ángela García de Paredes, Ignacio García Pedrosa, José Ignacio Linazasoro, Luis Martínez Santa-María, Jaume Mayol Amengual, Irene Pérez Piferrer y Xavier Ros Majó.
“Nunca hemos visitado la casa de Alvar y Elissa Aalto en Muuratsalo.
(hemos va referido a los cuatro socios de Harquitectes: David, Josep, Roger y yo mismo).
Desde 1999, año de nuestro primer tour arquitectónico (a Suiza), unos pocos viajes nos han conectado físicamente – el término se entiende, aunque hablando de arquitectura no es muy preciso por reduccionista – con la obra de los maestros nórdicos.
En 2008 visitamos las dos casa de Jorn Utzon en Mallorca. (Y este viaje cambió nuestra arquitectura para siempre).
En 2018 fuimos a Suecia. (Aquí la vivencia de lo nórdico fue más completa). Dimos una conferencia en el Centro de Bellas Artes de Estocolmo y, durante cinco días, hicimos algunas visitas memorables, a destacar las obras de Sigurd Lewerentz y Erik Gunnar Asplund, el cementerio y sus capillas, la iglesia de san Marcos, la biblioteca, la casa en Stennäs, entre otras.”
– Xavier Ros Majó (Harquitectes) “El fuego de Muuratsalo“, pg. 25
“No soy fetichista, por eso guardo poco objectos, pocos recuerdos de mis viajes, excepto diapositivas, fotografías e impresiones de jornadas llenas de luz o paisajes sombríos, melancólicos. Tampoco acostumbrado a coleccionar objetos o recuerdos de viaje. Voy y vuelvo ligero de equipaje.
Como hombre del norte de España me he visto desde siempre atraído por los paisajes y las arquitecturas mediterráneas, donde se cimenta nuestro acervo cultural, pero también por los del norte de Europa.
El interés por algunos protagonistas de la arquitectura nórdica como Erik Gunnar Asplund o Alvar Aalto se remonta a mis años juveniles, cuando estudiaba arquitectura en Pamplona. Poseía ya los tomos de la monografía de Aalto, editadas por Artemis, con sus fotografías en blanco y negro, que me servían de referencia para mis proyectos escolares.”
– José Ignacio Linazasoro (Linazasoro y Sánchez) “Elogio del norte”, pg. 59
“Aterrizar en un lugar en el que nunca antes estuviste. En cierto modo uno nunca estuvo en ese lugar concreto. Y si estuviste, nunca estuviste así como estás ahora. Uno siempre es nuevo en el lugar. El lugar es siempre desconocido. Abrir los ojos como si fuera la primera vez y dejar que la evidencia te sorprenda. Entender el lugar. Inocente y profundamente al mismo tiempo. Leer algunas de sus lógicas. Ser local. Ser lugar.
La obra nace del entorno. Siempre. Descubrir las lógicas del propio lugar. La intervención hace referencia y reverencia al lugar donde se inserta. Ser autónomo y dependiente. Depender del entorno y conseguir autonomía. Girar la intervención con ese propósito simultáneo de dependencia y autonomía. Anclar la intervención al lugar. Arraigar.
Utilizar aquello que tienes a mano. El material, recurso local. Utilizar aquello que te viene dado. Utilizar los recursos de los que dispones. Repetidas veces el material viene dado, reglado o impuesto, insinuado o sugerido. Impuesto desde las lógicas constructivas locales, desde el compromiso o desde las restricciones económicas. Bienvenidas las restricciones e imposiciones, facilitan el juego.”
– Irene Pérez Piferrer y Jaume Mayol Amengual (Ted’A arquitectes) “Descubrir la evidencia”, pg. 63
