Rudolf Schwarz es un arquitecto poco conocido en nuestro país, pero sin embargo, mencionado en cada una de las conferencias de Rafael Moneo a las que hemos asistido. Esta insistencia despertó nuestra curiosidad hace ya algunos años, y al preparar el viaje quisimos visitar alguna obra de este arquitecto alemán, que sólo conocíamos por publicaciones.
La iglesia de Santa Anna en Düren se construye sobre los restos de una iglesia derruida durante la segunda guerra mundial. El proyecto, de principios de los años 50, conserva en la entrada lo que quedó de la iglesia, mientras que el resto es un edificio de nueva construcción donde se utiliza sabiamente una sencilla estructura de hormigón, una piedra ligeramente rojiza usual en la zona, y sobre todo, una luz natural que baña toda la nave central.
La sección transversal de la iglesia ayuda a ver la nave iluminada sin percibir la fuente de luz, y el recorrido al entrar, a través de una única nave lateral, permite entender el espacio sin descubrir directamente sus secretos.
Un edificio delicioso en todos los detalles, y especial, por ser un proyecto en el que puede leerse directamente tanto la historia, las influencias sobre Schwarz, como el futuro, la influencia de éste en Moneo.
En este sentido, ha quedado algo de este edificio en el recorrido de entrada a la catedral de Los Angeles, en la fachada del ayuntamiento de Murcia o en la torre de Atocha, y estamos convencidos de que hay algo de otros proyectos de Rudolf Schwarz en las barandillas de la Illa, en la fachada de los zocos de Beirut o en la estructura del edificio de ciencias de la Universidad de Columbia.
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Preciosa Iglesia