La obra de rehabilitación e interiorismo de éste proyecto ocupa 85m² en uno de los dos locales existentes en los bajos de un edificio de viviendas situado en la calle Atenas 5 del Turó de Monterols, en el barrio de Sant Gervasi. El edificio, proyectado en 1943 por el arquitecto Sixte Illescas, se encuentra junto a otro edificio de viviendas también proyectado por el mismo arquitecto; ambos forman un conjunto en la esquina de la calle Atenas con la calle Monterols. El de Atenas 5, todo y estar construido poco después de la Guerra Civil ofrece a primera vista una fachada de características compositivas claramente modernas aún.
El encargo que recibimos por parte del cliente constaba de una programa bien claro: convertir el local más amplio de los existentes en los bajos de todo el conjunto y que estaba compuesto, hasta ahora, por 3 espacios conectados entre si y un pequeño aseo ganado al patio de luces, en una escuela de danza que disponga de un espacio o sala principal, para llevar a cabo las clases. El nuevo proyecto debía incluir algunos otros pequeños espacios servidores (vestidor, lavabo) del principal que obviamente deben cumplir la normativa según marca la actividad a desarrollar en él y su pública concurrencia. Además el proyecto debe de atender y desarrollar específicamente la importante cuestión del acondicionamiento acústico, que es de obligado y estricto cumplimiento en éste tipo de actividad.
El local disponía de un solo acceso directo a la calle mediante una gran puerta de dos hojas, colocada en el eje central del espacio interior, acompañada por dos grandes ventanales dispuestos los tres en perfecta simetría. Los cerramientos de éstos tres huecos seguían siendo los originales según el diseño de Sixte Illescas – de madera de roble macizo – y en muy buen estado de conservación. Estas tres oberturas en fachada dibujan un estricto orden compositivo junto con el despiece del revestimiento de la misma (una piedra artificial), cubriéndola hasta el primer piso creando un limpio zócalo en todo el edificio, y los ventanales apaisados de los cinco pisos que componen la totalidad de la fachada en los que sí que el proyecto de Sixte Illescas ofrece un sutil juego, de volúmenes y retranqueos creando un lenguaje de llenos y vacíos, muy interesante a nivel plástico. La premisa inicial del proyecto fue preservar el mayor número de elementos preexistentes posible en la fachada manteniendo su aspecto original, por su interés compositivo, la armonía con el conjunto y el consecuente ahorro económico, dentro del escaso presupuesto disponible. Hubo que cambiar los antiguos vidrios de 4 mm y adaptar unos nuevos vidrios laminados para cumplir con el aislamiento acústico exigido por la normativa. También hubo que cambiar, por el mismo motivo, dos pequeñas puertas existentes: la que comunica el portal de vecinos con el local y otra que daba acceso a un pequeño aseo preexistente.
En el caso de la segunda ésta fue escamoteada mediante unos espejos dando una solución de continuidad a todo el paño de pared donde se encuentra -en la sala de baile-, según suele ser obligado en éste tipo de usos. Además de la gran sala debíamos encajar algunas pequeñas dependencias consistentes en un vestuario mínimo y un lavabo para minusválidos. Todo ello se debía resolver con un muy bajo presupuesto en relación a la dimensión y programa; además debíamos incorporar en el proyecto las soluciones de aislamiento acústico respecto a la calle y las viviendas de la misma finca; en el capítulo de premisas programáticas iniciales, el proyecto debía incorporar la instalación de un pavimento técnico (flotante y amortiguado), específico para este tipo de sala y uso.