Roberto Gabetti y Aimaro Isola construyeron este edifico para los empleados de la Olivetti en Ivrea. Es un arco de círculo perfecto de 70 metros de radio, con una sección que incluye la circulación rodada de acceso enterrada bajo el paseo exterior. El efecto, desde éste, es el de desaparición total de la única fachada -del edificio entero, por lo tanto- que como una falla o una fractura en el paisaje sólo se deja ver desde el interior del arco, algo que recuerda al mecanismo de los ha-ha en los jardines ingleses.
Aunque el edificio parece lo opuesto a Pedregulho -donde un edificio se entierra otro se eleva- el proyecto del edificio a partir de la sección, la integración de las circulaciones en la arquitectura y la especial relación entre ésta y el paisaje son puntos en común en ambos proyectos, y los hacen referencias obligadas para plantear nuevos modos de construir en relación al paisaje.
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Es muy importante respetar el paisaje en el cual construimos. Hermoso proyecto.