La instalación expositiva desarrollada conjuntamente con Marria Pratts y presentada en el Espacio 13 de la Fundació Miró constituye un conjunto indisociable entre arquitectura y pintura. Esta colaboración entre artista y arquitecto -que bien podría llamarse “La conjunta”, parte de la necesidad de transformar un espacio soterrado, desgastado y maltratado, en una nueva narración.
Durante el proceso de proyecto desarrollamos en el estudio un modelo a escala 1/7,5 en el que podíamos debatir y ensayar distintas propuestas esculpidas con las manos. Para construir la Posesión, Marria propuso hacerlo a escala 1/1 en la nave vecina de su taller para poder seguir el proceso de nuevo antes de instalarlo finalmente en la Fundació Miró. Ese momento fue mágico, lleno de sorpresas y nuevos caminos. Direcciones que íbamos tomando juntos según el espacio y que desembocaba en la aparición de los cuadros entre las telas metálicas. Marria pintaba y pisaba al mismo tiempo las planchas mientras manipulábamos el espacio definitivo. Fueron procesos físicos y manuales, claves para transformar las ideas de lo blando en algo concreto y duro. La arquitectura es un arte concreto que requiere realización. Y es en este momento de construcción donde aparece el su cuerpo y su carácter, lo que quiere ser.
El resultado de este proceso reactivo entre nosotros dos y sobre el espacio es un conjunto de cuadros que tan pronto bailan como reponen, se muestran y desaparecen, se solidifican o se diluyen, todo creando una nueva atmósfera de Posesión Drift. Ocupando la periferia del espacio y liberando su centro, las obras de Marria Pratts se repliegan, rasgan y agrietan envolviendo éste sótano lleno de marcas, manchas y huellas. Dos capillas escondidas entre las telas generan espacios secretos que bien podríamos entender como el cerebro del pensamiento drift.
Mediante sábanas de acero inoxidable desplegadas por toda la sala, no sólo se ligan físicamente las obras entre ellas, sino que emergen cacofonías, disoluciones y reflexiones de unos diálogos pictóricos crudos, a veces ásperos y cantos pero del todo cautivadores y desgarradores.
Relaciones atmosféricas, acústicas, sensoriales, colores vivos que se fusionan y disuelven el espacio, evocando el mundo interior de Marria. Bofetadas al espectador que muestran las posibilidades escenográficas de la obra de una artista con un carácter único e irrepetible.