Mazatlán, una ciudad en la costa del Pacífico que mantiene un clima húmedo y temperaturas altas gran parte del año, invita a pensar una arquitectura que por principio haga frente al clima y considere el alto grado de salinidad del sitio. La estrategia para esta escuela debía plantear tanto minimizar el impacto del calor en las aulas; esto sin perder iluminación natural y relación al exterior, como también el uso de materiales y sistemas constructivos que fueran poco propensos a la corrosión. Dado que el proyecto se localiza en un terreno con un solo frente hacia la ciudad, es posible establecer las condiciones y desarrollar un paisaje controlado hacia el interior. Como una especie de aldea que en su mayor parte se desarrolla intramuros, hacia sus propios patios.
El modelo Montessori no es un sistema convencional de educación, las aulas deben propiciar dinámicas donde los niños puedan experimentar y despertar sus sentidos. La forma del aula debe favorecer estas dinámicas, por lo que el espacio recomendado no debe ser lineal sino centrifugo. Un sistema de 19 módulos de planta hexagonal, y construidos en tabique hueco, contienen las aulas, las cuales se contraen al interior para generar un pasillo perimetral porticado que promueve el aislamiento térmico y presuriza el aire. Este pórtico a su vez, provoca una circulación y un espacio para actividades semiabiertas. Los módulos al enlazarse con otros se desfasan entre sí para generar patios poliédricos que definen un pequeño paisaje de diminutas villas o módulos a distintas alturas que buscan la luz natural y las corrientes de aire a través de tragaluces.
El reto era desarrollar un proyecto que pudiera construirse ágilmente en etapas, en donde la primera de 1100 metros cuadrados debía estar construida en un máximo de 4 meses. Por lo que la flexibilidad que daba un planteamiento de módulos independientes era imperativa. Al interior estos módulos se personalizan para hospedar todo tipo de ambientes, desde los administrativos y directivos hasta los didácticos y recreativos que atienden a los usuarios más pequeños de meses de edad hasta los niños mayores de 12 años.
Es por eso que la idea de escala atiende en gran medida a sus habitantes. Los vanos triangulares en variadas proporciones, no solo ponen en crisis la idea de apertura de un vano, especulando que el triángulo es una geometría ágil y lúdica de construir una ventana, sino que aquellos que abren paso se amoldan a la morfología de los niños y los adultos que atraviesan el conjunto hasta llegar a su ambiente . La idea es que tanto el aula como célula así como el sistema en su conjunto permitan que los niños construyan con mayor libertad su propio orden.
8 Comments
Creo que a cualquier niño le encantaría explorar y jugar en este edificio. Lo escribo como padre de familia, no soy arquitecto.
De lúdico no se le nota nada, de acogedor tampoco. Hablamos de un colegio donde los niños y adolescentes son los usuarios. No de un claustro de “análisis arquitectónicos” donde se teoriza lo “lúdico” de un vano triangular.
Una vez más se puede ver la explicación teórica de un proyecto que en planta refleja una cosa, en alzado otra y en espacio otra. Lecturas totalmente ajenas a lo que quiere transmitir dicha explicación.
Más que un colegio lúdico, es un claustro duro y sin vida, con aura de prisión. Gran parte por la elección de materiales y formas. Un proyecto donde predomina la teoría y demostrar lo bien que se trabaja el material. Un proyecto que justifica su existencia, por análisis “racionales y profundos”, anteponiendo lo “intelectual” de la arquitectura y olvidando al usuario. No dudo que funcione bien, pero en veces al arquitecto le gusta escucharse más así mismo, que escuchar al usuario.
Los usuarios no saben de arquitectura para eso estamos los arquitectos. Las geometrias no han de responder a un uso pero si han de estar bien dimensionadas. A veces, que las cosas no parezcan lo que son puede ser una estrategia proyectual. Al fin y al cabo el usuario y el uso acaban transformando los espacios y haciendolos suyos.
Claro que en veces es una estrategia arquitectónica el que una cosa no parezca a otra, pero también debe de haber una coherencia en ello. Nadie pone en duda en que el funcionamiento y los dimensionamientos, sean adecuados. El punto es que un espacio arquitectónico no solo debe de funcionar, también debe de pensar en quienes son sus usuarios y eso envuelve muchas cosas más aparte de la función, por lo mismo que dices “Los usuarios no saben de arquitectura para eso estamos los arquitectos”. Sobre lo de “Al fin y al cabo el usuario y el uso acaban transformando los espacios y haciendolos suyos.” Bajo esa premisa cualquier forma bien dimensionada sería arquitectura, al cabo el usuario la transforma, muchas veces los arquitectos caemos en dictar como son las cosas y haciendo caminos serpenteados como en la película de Mon Oncle, pero debe ser un diálogo de ambas partes.
Josep, si es correcta la publicación porque el proyecto se encuentra en Mazatlán, Sinaloa, México
Creo que es Mazatlán.
Muy interesante la geometría y los volúmenes que se originan. Espectacular obra.
Es Montessori Catalán o Montessori Mazatlán? porque creo que está equivocado no?
De acuerdo a la ficha de datos que han puesto es Colegio María Montessori, cuya ubicación está en Mazatlán, Sinaloa, México