El edificio acoge la sede corporativa de una empresa multinacional suiza. Situada en el Polígono Can Sant Joan, zona de actividad terciaria en el término de Sant Cugat del Vallès.
La concepción del proyecto nace del trazado de una línea imaginaria que divide la parcela en dos partes por su diagonal.
Se crean de esta manera dos zonas de geometría triangular, una acoge el edificio y la otra genera un gran espacio exterior representativo y que a la vez configura los accesos resolviendo el acorde con la topografía.
Fruto de esta decisión inicial el edificio se configura en una planta triangular donde la fachada principal gana dimensión al encontrarse en la hipotenusa del proyecto.
El edificio se organiza a través de un atrio central de geometría triangular que relaciona las diferentes plantas. Este espacio de una altura de 15 metros es el elemento más emblemático del edificio, aglutina las circulaciones y se convierte en el espacio de relación de los usuarios. Su techo tiene un trato singular: se plantea des de una geometría que recoge las tres directrices de sus lados crean un artesonado de matriz triangular. El espacio resultante, acentuado por la luz tanto natural como artificial, se convierte en el protagonista del edificio.
Alrededor del atrio se plantean unas naves diáfanas de 8 metros de crujía, de manera que cualquier puesto de trabajo está a menos de 4m de la luz natural. En uno de los lados se sitúa la escalera principal abierta, creando relación entre los usuarios y dando un contrapunto diagonal.
Esta configuración genera una gran eficacia y claridad en las circulaciones interiores. La propia geometría evita los “culs de sac” y los largos recorridos, eliminando el concepto de pasillo.
El atrio funciona como un sistema natural de control climático, adecuado al clima mediterráneo. Se sitúan aberturas que en verano disipan el calor mediante ventilación natural y proporciona ahorro energético y racionalidad a la explotación.
La propia estructura de hormigón de color blanco, se convierte en la protagonista de la fachada y del atrio, buscando una imagen de sobriedad, elegancia y durabilidad, con un diseño atemporal.
A la fachada principal, una gran biga postesada que se apoya delicadamente sobre dos grandes pilares de sección troncopiramidal, crea un potente y abstracto porche de entrada.
Se ha evitado la solución de muro cortina tanto por razones de asoleo como de confort. Se plantean unas grandes ventanas con unos potentes marcos metálicos que controlan la radiación directa a la vez que con sus sombras configuran la imagen del edificio.
La urbanización resuelve la topografía acompañando al visitante al acceso mediante una suave rampa escalonada. El eje de acceso se acompaña de unas plataformas que acogen los espacios de descanso y se remata en la cota superior con una lámina de agua.
En la fachada sur se dispone una zona exterior soleada y vinculada a la cantina.