Juan Domingo Santos Una ventana en un jardín de la Alhambra
La conquista cristiana de la Alhambra en 1492 supuso la transformación de algunas de sus arquitecturas en casas particulares. En el caso del Baño de la Mezquita, la construcción islámica fue radicalmente adaptada a casa patio con un jardín emplazado sobre restos arqueológicos. Entre 1883 y 1934 la familia Barrios se instaló en este lugar convertido en espacio de encuentro de artistas, poetas y músicos como Sargent, Lorca o Falla, foco cultural de la vida de la ciudad y de la Alhambra antes de la reconstrucción del Baño islámico realizada por Leopoldo Torres Balbás a inicios del siglo XX en un proceso de restitución histórica del monumento. Más tarde, durante los años setenta del siglo pasado, una nueva edificación anexa al Baño islámico realizada por el arquitecto-conservador del monumento, Francisco Prieto Moreno, se levantó para albergar el legado de la familia Barrios como testimonio de su paso por aquel lugar. La nueva construcción alteró la concepción de este histórico entorno y modificó el acceso y recorrido original del Baño islámico.
En este contexto de sucesivas transformaciones y alteraciones arquitectónicas a lo largo de la historia se ha llevado a cabo una intervención a fin de establecer una lectura que ponga de manifiesto los acontecimientos de este lugar y su relación con la arquitectura y el paisaje. La recuperación realizada por el arquitecto Juan Domingo Santos está basada en la interpretación diacrónica de la historia de este ámbito a través del valor de las preexistencias arquitectónicas, los objetos domésticos y su dimensión artística e interpretativa. Un conjunto de elementos y actuaciones que se sitúan entre la restauración arquitectónica y la instalación artística, y cuyas relaciones prolongan la memoria del lugar hasta el presente. La música del artista Ángel Barrios y sus instrumentos (el piano y la guitarra), retratos y pinturas de paisajes de la Alhambra, fotografías y objetos familiares conviven en un escenario de elementos diversos bajo una atmósfera privada e íntima. La intervención no se circunscribe solo a la arquitectura, incorpora también el jardín de la Alamedilla y los restos de una alberca de agua de un antiguo palacio nazarí que se pretenden recuperar para la visita pública y la celebración de veladas musicales entre el arbolado y las ruinas medievales en continuidad con los jardines próximos de El Partal.
La intervención respeta la estructura antigua de este conjunto patrimonial y se inicia con un recorrido que relaciona los espacios del Baño, los restos de un antiguo muro medieval del siglo XIII y la visión del jardín arqueológico de la Alamedilla en este orden secuencial, haciendo visibles los tres elementos más significativos. Los objetos y una serie de actuaciones arquitectónicas sobre las construcciones articulan este paseo emocional por la historia con la música del artista de fondo y los sonidos e imágenes proyectadas procedentes del jardín. La intervención se realiza a partir de una serie de ventanas existentes y otras nuevas que estructuran el espacio y organizan el recorrido. La recuperación de una antigua ventana de la casa oculta en un muro interior y la apertura de un gran ventanal de nueva creación, proporcionan una secuencia de perspectivas encadenadas a eje y escorzo, una solución frecuente en los palacios nazaríes que albergan estancias conectadas entre sí y con el paisaje a modo de belvederes. El nuevo ventanal-mirador sobre el jardín de la Alamedilla se realiza en el muro de ladrillo construido en los años setenta, cegando los huecos originales de la fachada que quedan insinuados como testimonio de una intervención anterior. Esta ventana-mirador y una alfombra con el dibujo del Baño islámico y el piano del músico sobre ella, prolongan la presencia del jardín y la visión de la alberca al interior de las estancias.
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