El proyecto de rehabilitación de Rambla 124 tiene como objetivo convertir el antiguo Hotel Montecarlo en un edificio comercial, de oficinas y vivienda, poniendo en valor los elementos originales del edificio histórico y adecuándolos a su nuevo uso.
La propuesta se define comercialmente como core&shell, una definición que implica la rehabilitación de los elementos catalogados, los exteriores y acondicionar la infraestructura interior de instalaciones, para un funcionamiento óptimo y flexible, sin una materialidad final de los elementos interiores.
En el interior del edificio se han derribado todos los elementos obsoletos o no originales: tabiquería interior, instalaciones, ascensores, escaleras de servicio… dejando las plantas diáfanas y situando el nuevo núcleo de escaleras mecánicas en la nueva fachada interior.
La intervención ha restaurado la fachada histórica hacia La Rambla y se han recuperado todos sus valores patrimoniales.
Para adaptar la planta baja a un uso público y accesible, se han eliminado los escalones del vestíbulo y la rampa de acceso al sótano. Se ha substituido el forjado de planta baja, inicialmente a la cota +1,40m, por un nuevo forjado a la cota ±0,00m. Esto ha supuesto el desmontaje, restauración y restitución del vestíbulo de mármol del acceso, y la construcción de un nuevo basamento.
La nueva fachada hacia el jardín del Ateneu Barcelonès pretende reinterpretar arquitectónicamente y con tecnologías actuales las tribunas y galerías noucentistas tradicionales, con el objetivo de tener una solución acorde con la calidad del entorno y que preserve la privacidad del jardín respecto al edificio.
FACHADA ATENEU
La nueva fachada hacia el jardín del Ateneu Barcelonès se construye como reflejo del jardín y de las galerías noucentistas de la ciudad. Se trata de una fachada de vidrio, material que proporciona luz natural al interior y una visión clara y diáfana del exterior, es duradero y de fácil conservación y, sobre todo, reacciona en frente de la luz, de día y noche, ofreciendo una imagen dinámica y siempre cambiante del edificio, debido al reflejo de su entorno. Se construye la fachada con una doble piel que permite la creación de un espacio intermedio para la circulación de aire que actúa como buffer térmico y acústico del edificio, para atenuar el intercambio con el exterior.
Para controlar la emisión de luz del edificio hacia el espacio protegido del jardín del Ateneu, y la reflexión del entorno, se ha aplicado en el vidrio una serigrafía.
En los tres primeros niveles, planta primera, segunda y tercera, la serigrafía se sitúa en la cara exterior del vidrio, y tiene como objetivo reducir la reflexión del entorno, así como reducir también la emisividad que produce el propio edificio. Es en este lugar en el que el vidrio se convierte en material pesado y opaco.
En las plantas superiores, planta cuarta y quinta, la serigrafía se sitúa en la cara interior del vidrio para reducir también la emisividad que produce el edificio, pero mantener la reflexión del entorno y del cielo. De esta forma el edifico pretende difuminar el entorno y desaparecer mediante la reflexión de las nubes del cielo de la ciudad.
En planta baja se construye un invernadero que contribuye al funcionamiento climático del interior, además de generar la continuidad con el jardín del Ateneu.
De esta forma se construye un edificio sensible, que varía durante el día, donde se reflejan sutilmente en su superficie los cambios de luz y de los elementos que lo rodean. Por la noche el edificio desprende la luz de su actividad, pero de una forma controlada y medida.
La serigrafía cubre el 72% de la superficie del vidrio, para dar cumplimiento con el factor solar necesario para el control lumínico y climático de la fachada. Pero sobre todo para que de los 300 lux emitidos en el interior del edificio, el jardín del Ateneu no supere nunca los 25 lux permitidos. La serigrafía reinterpreta la persiana de librillo como elemento de control de la luz, recordando así también las galerías que podemos encontrar en los patios interiores de la ciudad.
Los espacios de circulación de scalators se sitúan en próximos a la fachada vidriada, permitiendo así el ascenso al edificio al mismo tiempo que se puede observar el jardín desde diferentes puntos de vista.
Se utiliza en todas las fachadas interiores un cromatismo acorde con todos los edificios que dan al jardín del Ateneu.
Por último, el proyecto reduce el volumen del edificio inicial en las plantas superiores, cuarta y quinta, para ceder al jardín del Ateneu una mayor cantidad de aire, luz y visión, ayudando así a esponjar la ciudad.
Todo ello construye una intervención respetuosa con el entorno, donde el edificio pretende desaparecer para ceder el protagonismo al jardín del Ateneu.