En una zona de ciudad jardín de Barcelona, se coloca la casa al fondo de la reducida parcela al objeto de disponer de un jardín soleado en la parte delantera.
El jardín vence la acusada pendiente del terreno al situarse en parte sobre el cuerpo del garaje, única pieza de la casa con fachada a la pequeña plaza donde se ubica, acabada con material y color a tono con la mayoría de sus edificaciones.
Se accede a la casa de dos maneras: por el garaje, en paso soterrado, o bien por una escalera exterior contigua al muro del jardín. En éste se abre una entrada “representativa” y un paso directo al jardín, en tanto que el acceso por el garaje es más neutro y claramente ligado al uso del automóvil –el más frecuente medio de ganar la casa-.
La vivienda se establece en dos plantas con la particularidad de contar con los “cuerpos añadidos” –todos ellos de “tecnología” diferente- de la entrada, la galería y el baño-piscina que, bien sea dentro o fuera del gálibo definido por las cubiertas principales, dan a la casa un aire de haber sido modificada con el tiempo, como así ha ocurrido respecto al proyecto.
La adición de un toldo de notables dimensiones procura un espacio agradable al aire libre y protege la intimidad de piscina y jardín.