El proyecto de la Torgallmenningen surge de la necesidad de reconstruir un espacio histórico de la ciudad de Bergen que había quedado totalmente devastado por el gran incendio de 1916. El principal espacio público de Bergen se situaba en frente del puerto, a tan sólo cien metros del mercado de pescado y era un lugar de intercambio donde las mercancías llegaban y se guardaban en los grandes almacenes con estructura de madera situados detrás de las tiendas.
Las tiendas con grandes fachadas de piedra en estilo clásico, al modo de un pueblo Potemkin, miraban hacia este espacio avenida que subía desde el puerto y lo conectaba con los barrios más interiores. Era un cruce de caminos, la mercancía que entraba desde el agua y la gente que bajaba de la ciudad a comprar.
Todo esto desapareció en el incendio que arrasó gran parte de la ciudad, dejando solo el barrio de Bryggen, seguramente el lugar más fotografiado de Noruega en la actualidad. En el año 1918 los arquitectos Nils W. Grimnes i Egil Haanshus presentaron una primera propuesta para la reconstrucción muy inspirada en los centros históricos de las ciudades de Flandes y en los castillos daneses, una propuesta que no se llevó a cabo. Fue la propuesta que hizo el arquitecto Finn Berner en el año 1922 la que se terminó construyendo. Berner se había graduado en la universidad de Trondheim y había estado trabajando como ayudante en el estudio de Arnstein Arneberg y Magnus Poulsson que habían ganado el concurso para el diseño del nuevo ayuntamiento de Oslo.
La arquitectura de Berner está muy influenciada por las ideas del clasicismo nórdico, el principal movimiento arquitectónico de los primeros treinta años del siglo XX en Escandinavia. Las ideas de arquitectos como Carl Petersen o Erik Gunnar Asplund están muy presentes en el proyecto para la Torgallmenningen. En primer lugar la definición del vacío urbano de forma precisa, tal y cómo reclamaba Petersen en su conferencia Contrastes de 1920. El espacio se define como un gran salón, una geometría que no es la avenida que había originalmente pero que tampoco es una plaza en su configuración más clásica. Las fachadas no son perfectamente paralelas, se cierran de forma muy sutil hacia el puerto de forma que cuando se asciende al lugar desde la zona del frente marítimo el espacio se percibe como más largo de lo que en realidad es; efecto reforzado por la composición en franjas horizontales de las fachadas. También hay que destacar las dos grandes cornisas, la primera sobre el zócalo de dos plantas donde se sitúan las tiendas y la segunda en la cubierta, recortando el cielo.
La topografía del lugar se resuelve generando una gran plataforma central totalmente plana y pavimentada parecida a lo que Asplund proponía en ese momento para la plaza Gustaf Adolf de Göteborg. Los laterales son los que concilian con la topografía teniendo el punto más elevado en la zona central. Esto genera que los principales puntos de acceso al espacio, en sus dos extremos, se encuentren a cotas inferiores provocando así que los edificios de la plaza se vean más grandes.
Los dibujos de Berner para el proyecto son la mejor forma de entenderlo. Para su propuesta tan solo realizó un detalle de fachada y uno del zócalo así como unas perspectivas del espacio. Esto nos demuestra el carácter “Potemkin” del proyecto que recoge el espíritu del espacio original ya que lo que propone el arquitecto es solo una fachada, una máscara colocada delante de unos edificios cualquiera. Sin embargo Berner tampoco se recrea en estas fachadas ya que son todas iguales y casi no poseen ornamento, solo aquellos que tienen una repercusión en las sombras y la diferenciación de planos, otra idea que viene sin duda de las conferencias de Petersen. Para diferenciar los distintos edificios lo único que cambia en la fachada es el color; cada edificio se pinta de un color distinto pero todos ellos de una paleta de tonos pastel de rojo, amarillo, verde y gris. Estos colores son una reinterpretación que hace el arquitecto de la arquitectura tradicional escandinava que destaca por sus edificios de madera pintados en tonos vivos de rojo, amarillo y en algunas ocasiones verde o azul.
