El tatu, o armadillo, es un simpático mamífero provisto con un caparazón dorsal que le defiende cuando se recoge sobre sí mismo. En un vuelo transoceánico, entre la lectura sobre la fauna argentina y la meditación sobre la lamparita de su asiento, cuyo flujo de luz no importunaba el sueño contiguo de su esposa, André Ricard se propuso esta lámpara que resultó ser un icono del pop-art en Europa. Tatu remite a una época desenfadada, cuando las clases medias europeas llegaron al gran consumo y sus hijos se atrevieron a una revolución estética descomunal, donde todo se contorsionaba, desde Andy Warhol a The Beatles o Mary Quant. Todo podía expresarse de otra manera. El cuerpo mecánico de Tatu, como un flexo compacto, fue concebido en tres secciones que pueden rotar independientemente para adecuar su uso en un estante, en un escritorio, en la mesita de noche o incluso como aplique de pared (se incluye la fijación precisa).
La edición de Santa & Cole mejora las prestaciones in iciales mediante la tecnología LED, fácilmente adecuable en intensidad lumínica (de 0% a 100% con progresión lineal), con una fuente mucho menos calurosa y muchísimo más longeva, pero también incorporando una desplazable lente convergente, que amplía o reduce la apertura focal entre la columna de luz (30º de apertura) y el difusor general (60º de apertura). Intensidad y apertura focal son ahora regulables. Icono de los años 70, apasionado de la industrialización,André Ricard revolucionó el mercado con esta lámpara tan original como flexible. Con la incorporación de André Ricard, Santa & Cole amplía su nómina de grandes clásicos del diseño donde ya figuran maestros como Arne Jacobsen, Miguel Milá o Ilmari Tapiovaara.