Los “Gehry buildings”, tal como son conocidos en Düsseldorf, forman parte de un gran complejo de oficinas situadas entre la avenida Neuer Zollhof y el Rhin. La primera constatación cuando visitamos la zona es que éstos son los únicos que, al no seguir la alineación de la calle, permiten ofrecer una serie de espacios entre los edificios, y entre éstos y la avenida y el río, que hacen mucho más amable el espacio público. Mientras las edificaciones vecinas funcionan como grandes pantallas entre la avenida y el Rhin, los de Gehry se abren y generan rincones y pequeñas plazas donde, si no hubiera sido por el mal tiempo, habría terrazas y espacios para distintas actividades.
La visita es gratamente sorprendente, ya que no sólo se aprecia un buen control del espacio exterior, sino también el uso inteligente de estrategias que ayudan a controlar la escala de una promoción de 28.000 m2: fraccionar la operación en 3 edificios, escalonar las alturas de éstos a medida que nos acercamos al centro, y utilizar tres materiales distintos.
Respecto a este último punto, es interesante ver cómo los tres bloques, que en un principio parecen iguales, se adaptan a cada material, utilizando geometrías ligeramente distintas dependiendo del detalle que permite el revoco, el prefabricado con acabado de ladrillo, o la chapa de acero inoxidable.
Interesante también es ver el control económico del proyecto que se desprende de la escala y la elección de los materiales; el edificio central, el de acero inoxidable, es lógicamente, el más pequeño tanto en planta como en altura, aunque su expresividad formal le dota de una importancia que, perceptivamente, aumenta su tamaño. El edificio de revoco, más económico, es en cambio, el de mayor volumen, aunque en la visita, y si no se presta atención, puede parecer que los tres edificios son básicamente iguales.
En definitiva, una nueva lección de Gehry, que no deja de sorprendernos cada vez que visitamos alguno de sus edificios.
2 Comments
Opino exactmamente igual.
Es un proyecto que no me cierra. ¿Quién sale ganando de tal despligue arquitectónico? Por un lado, dudo que económicaente sea eficiente una envolvente que no sigue una sistematización aparente. Definitivamente el espacio intersticial entre volumenes tampoco se ve agraciado. No se ve que ese espacio público haya sido diseñado o si quiera sea usado. Más aún, tal despligue formal tampoco llega a una espacialidad en el interior que uno pueda juzgar que merezca el esfuerzo desde lo que se puede leer en las plantas.