Se trata de un espacio industrial en un edificio de varias plantas, pero mínima ocupación de terreno, con la posibilidad de crecer verticalmente en el futuro. El programa que se planteaba no revestía gran dificultad en cuanto a la distribución, pero sí existían importantes condicionantes dimensionales y estructurales. Se planteó un complejo, formado inicialmente por dos edificaciones, que delimitaba claramente las actividades en función de su compatibilidad.
La planta baja del edificio principal se destinaba fundamentalmente a oficinas (con espacio de recepción y cocina-comedor para los empleados) y un almacén de productos listos para ser distribuidos (junto al almacén, en la fachada trasera, se disponía un muelle de carga). Las plantas primera y segunda estaban ocupadas por las instalaciones necesarias para el tratamiento de las materias primas y la producción de sustancias –se trataba básicamente de un único espacio de fabricación dividido en dos niveles (el superior destinado a laboratorio y con grandes ámbitos vacíos, aunque estructuralmente arriostrados). La posible variabilidad de los sistemas de producción conducía a una distribución diáfana y laramente ambigua, que admitía múltiples posibilidades de configuración, incluso en sentido vertical, dada la amplia comunicación propuesta entre las plantas primera y segunda. El edificio contaba también con una planta semisótano, donde se ubicaba la vivienda del vigilante, las cámaras frigoríficas y algunos cuartos de instalaciones. Toda la construcción, incluso el replanteo de la misma sobre la parcela, respondía a una modulación previa.
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Sería bueno ver el estado actual