El barrio de Chorweiler, proyectado y construido entre 1966 y 1973, es probablemente, uno de los mejores proyectos de Gottfried Böhm, y sin lugar a dudas, una de las mejores visitas de este viaje. Distintas tipologías de vivienda social se organizan alrededor de una calle peatonal que termina en una plaza y se ofrece como anfiteatro y zona de juegos infantiles. Después de 40 años, el estado de conservación de toda la zona es excelente, lo que denota el cariño y el orgullo que los vecinos tienen por este barrio.
Böhm continúa utilizando el hormigón casi exclusivamente como único material, aunque aquí introduce la pintura como un elemento que materializa lo inexistente: dinteles, celosías, antepechos, marcos o escaleras aparecen como por arte de magia, en un juego entre naturaleza y artificio en el que apetece tomar parte.
En algún lugar leímos que incluso la hiedra pintada en algunas paredes fue realizada por Böhm, de incógnito, cuando acabaron el proyecto, con la intención de que los recién llegados vecinos siguieran el ejemplo y pintaran sus propias plantas en las fachadas. Los 40 años pasados han permitido que las hiedras sean ahora reales, y trepen por algunas fachadas por encima de aquéllas que pintaron entonces.