La vivienda, un entresuelo de superficie mínima (39 m2) construido en los años 20, constaba de dos habitaciones, un pequeño comedor, una cocina y una galería con lavabo y lavadero, dando al patio de manzana. Las reducidas dimensiones de todas las piezas dificultaban su uso de acuerdo a los estándares actuales. La vivienda fue habitada durante años por una familia de 4 miembros y la necesidad de ganar espacio había resultado en la colonización del pasillo a través de la construcción de un altillo de obra que reducía considerablemente la altura libre en este ámbito. La única luz natural que llegaba al interior lo hacía a través de la galería, y la estrechez y degradación del patio de manzana contribuían a generar una acusada sensación de tristeza.
La intervención se centra de un lado en la modificación de la distribución con el objetivo de adaptar el programa a las nuevas necesidades como vivienda esporádica de un matrimonio jubilado. Del otro, en la búsqueda de mecanismos capaces de dotar a la vivienda de una nueva sensación espacial y lumínica.
En primer lugar se procedió al derribo del altillo del pasillo, recuperando la altura original. Los pasos de puerta situados a cada extremo también se eliminaron consiguiendo una mayor sensación de amplitud al entrar a la vivienda. Parte de la antigua habitación doble se fusionó con el comedor generando una nueva sala de mayores dimensiones con dos ámbitos estar – comedor espacialmente definidos por las dos alfombras de mosaico existentes. El sobrante de esta operación se añadió a la antigua habitación simple con el fin de obtener una pieza con capacidad para una cama doble.
El cerramiento entre la sala y la habitación se ha resuelto mediante un elemento de cierto grosor que integra armario y estanterías, resolviendo a la vez las necesidades de almacenaje de ambas piezas. Un fijo superior de vidrio permite que la luz que penetra a través de la galería llegue hasta la habitación. En el caso de la cocina, la simple modificación de la posición de la puerta permite trabajar con un esquema de dos barras que incorporan todo lo necesario: preparación, cocción, frío, fregadero, lavavajillas y almacenaje.
La mejora del aislamiento térmico de los cerramientos exteriores de la galería ha permitido eliminar las carpinterías que la separaban del interior. De este modo se consigue ampliar visualmente el espacio de la sala y que la luz fluya hacia el interior potenciada por el tratamiento blanco de techos y paredes.
En cuanto a los materiales la intervención ha recuperado los elementos originales a través de una relectura capaz de dotar a la vivienda de un nuevo carácter. Se repicaron los muros perimetrales de ladrillo macizo y se eliminó el cielo raso de cañizo dejando el envigado a la vista, ganando amplitud, profundidad y ritmo. Los mosaicos hidráulicos se han preservado rehaciendo sus límites donde ha sido necesario adaptarlos a los cambios de distribución. Las puertas existentes, que en su día ya habían sido construidas a partir de la unión de contraventanas, han sido decapadas y reutilizadas de nuevo como plafones de las nuevas puertas. Finalmente el color blanco utilizado de forma general contrasta con el cromatismo de los mosaicos de Escofet que adquieren todo el protagonismo.
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bonito trabajo de abrir espacios, compartir volúmenes, facilitar la penetración de la luz…