El nuevo edificio de la empresa de gestión de aguas Hidrobal se sitúa en el polígono industrial de Calviá, en un solar en esquina junto a naves industriales y almacenes. La nueva sede albergará las oficinas y los espacios de atención al público de la compañía.
Se pretende que el edificio reconozca el lugar y establezca un diálogo con su entorno pese a que el uso al que se destina tenga poco que ver con los habituales en un polígono industrial.
De partida se piensa en un volumen compacto, ajustado a los límites del solar, hermético y con acabados similares a los utilizados en las naves de alrededor. La siguiente decisión consiste en introducir un vacío, con la intención de liberar un espacio en la esquina del solar desde donde se realizarán los accesos al edificio.
Los espacios de atención al público, la sala de reuniones y los despachos de dirección se organizan en relación directa con la plaza de acceso. Se pretende que las dependencias representativas del edificio gocen de ciertos privilegios en cuanto a disposición, tipo de aberturas y relaciones visuales entre el interior y el exterior. Estas piezas se relacionan expresivamente con el espacio público, construyendo un filtro entre interior y exterior. Esta “membrana” o “fachada gruesa” contrasta con el perímetro del edificio no afectado por la plaza, que ofrece una imagen sólida y hermética.
Nos gusta pensar que el edificio tiene algo que ver con un cofre abierto: un contenedor duro y austero que muestra y ofrece su contenido.
El programa se organiza disponiendo en planta sótano el aparcamiento y zonas de archivo y almacenaje, en planta baja las oficinas técnicas y zona de atención al público y en planta primera las oficinas de gerencia y dirección.
El edificio se construye de un modo pragmático, con la honestidad constructiva y material que se esperaría en un edificio industrial. La necesidad de ceñirse a un presupuesto ajustado hace que se simplifiquen los sistemas constructivos y los materiales utilizados.
En el exterior, unas celosías de hormigón armado de diferentes escalas relacionan las dependencias del edificio con la plaza. La envolvente que no está en contacto directo con el espacio público se resuelve con una superficie continua de chapa ondulada.
Los diferentes espacios interiores se proyectan de forma unitaria: se utiliza un pavimento continuo de terrazo, falsos techos de virutas de madera y carpinterías de madera lacada combinadas con paramentos de vidrio transparente o translúcido. Se pretende que la representatividad requerida para cada espacio se consiga a través de su dimensión y de su relación con el exterior.
El compromiso social del cliente requiere también obtener la clasificación energética A. Ello se ha conseguido controlando la orientación de las diferentes dependencias, utilizando protecciones solares, disponiendo de una envolvente continua de gran capacidad aislante y utilizando sistemas de gran eficacia en las instalaciones ejecutadas.
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Mires por donde la mires…es elegante.