Una nueva terraza para el Museo
El proyecto de terraza de cafetería desarrolla definitivamente el uso del jardín como vestíbulo exterior del Museo Thyssen-Bornemisza, conservando su esencia como espacio exterior, de equilibrio entre la arquitectura histórica y la nueva, y de lugar de uso y disfrute para los visitantes y la ciudad.
La propuesta ha pretendido asociar la necesaria instalación de una cobertura de protección (que permitiera su uso) con la Ampliación del Museo. Desligándose física y formalmente de la fachada histórica como ya hicieran los nuevos volúmenes de la reciente Ampliación. De ella toma prestado su lenguaje arquitectónico, su materialidad, su color y sus directrices geométricas. Entendiéndose como parte indisociable de las ideas de conjunto que en el 2004 se propusieron e insistiendo en una ubicación retirada, lateral y de fondo de parcela. Intentando que el nuevo elemento forme parte del mundo formal de las instalaciones de jardín (un umbráculo) y que se identifique tanto con el lienzo prefabricado de la nueva fachada como con la geometría de la losa de hormigón en curva existente. Se identificara, por lo tanto, con lo nuevo y no con lo histórico.
Un umbráculo en jardín
El proyecto de la nueva terraza aprovecha exclusivamente las cubiertas de la propia cafetería. La solución permite la formalización de plataformas y balcones en grada adaptados a la curvatura de la cubierta estructural, al tiempo que activa definitivamente el acceso desde la calle Zorrilla que nunca se había utilizado de un modo natural.
La imagen sobre la cual se completa esta primera decisión es la de un umbráculo. Un umbráculo de jardín que hará posible habitar durante el verano y durante el invierno el espacio como terraza exterior. Pero al mismo tiempo, que hará posible tamizar, filtrar, velar, su actividad hacia el exterior. No haciéndola evidente de entrada al resto de visitantes que acceden al recinto o transitan por el exterior que siempre han de sentir entrar a un Museo y no a una cafetería.
Un interior al aire libre
Las lamas inclinables permiten insistir en la idea de tamiz, de velo de sombra delante de una fachada. A su vez, las lamas se programan según distintos escenarios y momentos solares. Estas variantes atmosféricas se combinan con las espaciales. De la doble combinación salen distintos ambientes para el descanso, la contemplación y la conversación.
Esta disposición en terraza complementa la cafetería interior que se ha aprovechado para renovar. Un nuevo falso techo de lamas, resuelve los problemas acústicos y permite poner en relación la cobertura de la sala interior con la cobertura del umbráculo superior. Proponiendo una cafetería en dos actos. La reforma interior, por ultimo, también ha hecho posible la inclusión de un tramo de rampa para permitir el ascenso hacia la terraza.
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Dejo el enlace a una despiadada crítica de Diez del Corral sobre esta obra por si a alguien le interesa echarle una ojeada:
http://cascotesychascarrillos.blogspot.mx/2008/02/venganza.html