Alfonso Salgado e Francisco Liñares + Santiago Rey Pavimentación de la Praza do Curro
Fuente: Alfonso Salgado e Francisco Liñares, Santiago Rey
Fotografía: Héctor Santos-Díez /BISimages
La Praza do Curro ha sido tradicionalmente el principal espacio público de actividad al aire libre del casco histórico de Noia. Dicha actividad, manifiesta en el mercado de cada jueves y domingo, la ha dotado de un vigor excepcional, incapaz con todo de contener el constante y acusado deterioro al que se ha visto sometida la plaza en estos últimos cuarenta años.
Por un lado, nuevos e insolentes edificios, todos ellos fuera de escala, han venido a sustituir a gran parte del caserío tradicional, por otro, el espacio se ha ocupado con todo tipo de inconexos pavimentos, por último, los coches han colonizado el espacio, que ha devenido las más de las veces en simple aparcamiento. Es decir, el ámbito ha desembocado en un conjunto de inconexos retales que sobrevive.
Así las cosas, ya en el inicio del proyecto entendimos que nuestra intervención no podría ser neutra, es decir, debería realizarse con la debida contundencia, con el fin de imponerse a la vulgaridad de las fachadas. Por fortuna, contábamos con la magnífica proporción del espacio.
El proyecto, con el fin principal de recuperar el carácter estancial de la plaza, ha abordado de manera principal las siguientes cuestiones:
Substitución de todos los pavimentos.
Resolución de los distintos desniveles y de los accesos a los edificios, y en especial, del acceso al Coliseo Noela.
Reposición de todas las instalaciones y nuevo trazado.
Reordenación del tráfico y definición de un ámbito acotado de carga y descarga.
Partíamos de un buen número de losas de granito a reutilizar, si bien muy escaso para hacerlo extensivo a todo el ámbito. Y del problema de la escasez surgió la solución: un pavimento de piedra-hormigón lavado que además de recoger la dualidad arquitectónica del ambiente presentase una personalidad suficiente como para imponerse al deterioro de las fachadas.
Y el proceso fue como sigue:
1. Serramos en sentido longitudinal las gruesas losas de piedra, con el fin de obtener dos caras de trabajo que permitiesen un correcto encuentro con el hormigón. Esto derivó en un sinfín de dobles y simétricas piedras, es decir, derivó en la individualización de cada par de piedras, y en la introducción en el conjunto de una bienvenida y sorprendente figuración. Asimismo, dicho proceso nos permitió reutilizar grandes losas de casqueiros y piezas sobrantes de taller, cortadas bien con máquina de disco –de anchura máxima 1,20m-, bien con máquina de hilo – sin limitación de dimensión.
2. Optamos por un hormigón realizado en obra con cemento blanco y árido escogido, de diferentes tamaños y colores, negro o blanco: cuatro tonos distintos de hormigón y diferentes texturas según la intensidad del lavado.
3. Hicimos coincidir las juntas de construcción con las juntas de retracción, de tal forma que el hormigonado alterno evitase el corte posterior del hormigón. 4. Reservamos para ciertos ámbitos un pavimento de losas de granito sin junta, a hueso, en franca contradicción con el resto del pavimento.
5. Definimos una nueva escalinata de acceso al Coliseo Noela.
6. Integramos en el pavimento, en sus líneas de fuerza, las recogidas de pluviales, con encofrados realizados bien con poliestireno, bien con madera, que remitiesen a la sección de los peldaños del Coliseo.
7. Acotamos un espacio para carga y descarga, en la entrada desde la Carreiriña, que libera tres cuartos de la superficie para uso exclusivo del peatón, es decir, de las personas.
El proceso de obra ha durado doce meses y se ha organizado en dos fases, la segunda de ellas realizada por administración, con empleados del Ayuntamiento. Una experiencia estupenda que repetiríamos con gusto.
Y al fondo, las magníficas laudas de Santa María Nova, que como el Macguffin de Hitchcock sobrevuelan la trama.
Arquitectura a ras de suelo. Artículo de Anatxu Zabalbeascoa en el País. 02.04.2015
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