Pereda Pérez Arquitectos Edificio de viviendas en la calle Descalzos

Por Carlos Garmendia Fernández
Fotografía: Pedro Pegenaute

Siempre me ha gustado pensar que en toda rehabilitación dentro del ámbito del patrimonio histórico se actúa en base a un planteamiento general mediante actuaciones puntuales, con una decisión particular y personalizada en cada punto, de una manera mucho más sensible y cercana, como remendando cada desperfecto fruto del paso del tiempo. Del mismo modo nunca había pensado en que se pudiera llegar a actuar de igual manera cuando, aun actuando dentro de un contexto histórico, la obra fuera de nueva construcción.

Este proyecto viene a ser algo así, un cúmulo de “pequeñas decisiones” que poco a poco, sumadas las unas a las otras, acaba dando forma al edificio.

La última obra realizada por el despacho navarro Pereda Pérez Arquitectos nace desde un intenso estudio previo de los condicionantes, un trabajo de investigación y análisis del lugar en el que se ubica y sobre el cual se comienzan a tomar estas decisiones que van definiendo cada parte, cada esquina y cada detalle.

Situado dentro del casco histórico de Pamplona, la morfología en planta de la parcela cumple con el estereotipo de dicho lugar, crujía estrecha y alargada con sus fachadas cortas abriéndose  a dos calles relativamente paralelas, siendo ésta precisamente la única similitud con el esquema tipológico del lugar. Por un lado, una de esas dos calles se trata del Paseo de Ronda, camino que hace las veces de límite de la zona antigua y paso previo al desnivel existente tras el recinto amurallado. Por otro, la parcela remata una manzana y presenta una de sus fachadas longitudinales como frente a una futura plaza (en la actualidad una edificación baja y de diferente composición a sus vecinas), característica tan valiosa como difícil de encontrar en tal contexto.

A partir de aquí los arquitectos comienzan a estudiar cada condicionante y a decidir el mecanismo de actuación.
Una composición volumétrica como unión de dos piezas, siguiendo el esquema generador de las parcelas del casco viejo pamplonés.

Un diseño de fachadas independiente y acorde con sus diferentes influencias; un alzado a la calle Descalzos que da continuidad a su traza, muy marcada por la normativa, y basada en la apertura de dos huecos verticales por planta con balcones individuales, otro alzado al mencionado Paseo de Ronda más desordenado y caprichoso, consecuencia del carácter de “trasera” que poseen los edificios en esta orientación, y un tercer alzado, fachada a la futura plaza y, como tal, singular en su propia concepción, fruto de este carácter especial, en este plano con alma de frontón los huecos adquieren un aspecto más despegado y público, grandes ventanales cuadrados que, aún así, buscan fórmulas verticales que eviten un total distanciamiento de las leyes compositivas imperantes.

De las decisiones en planta se derivan otra serie de determinaciones diferenciadas de sus vecinos, núcleo de comunicaciones con acceso desde la plaza (actual pasaje semiprivado) y descentrado, buscando una mayor versatilidad en las características de las viviendas y locales comerciales resultantes. En este mismo camino se “pervierte” la disposición típica de las viviendas del casco viejo y se aprovecha su privilegiado contexto, volcando las zonas de día hacia la plaza y desplazando los dormitorios a ambas calles laterales.

Una vez decididas estas premisas en cada aspecto general del proyecto, se da comienzo a la incorporación de pequeños gestos,decisiones más pequeñas en tamaño pero que hacen de este proyecto algo con lo que disfrutar en cada detalle.

Un portal de acceso donde se recupera la presencia de la escalera, relegada desde hace años a una posición secundaria, escondida y maltratada por arquitectos y normativas, en este proyecto vuelve a presidir un espacio de entrada tan austero como genial. Escalera que no sólo se convierte en protagonista del acceso sino que se aligera en su diseño permitiendo que el núcleo de comunicaciones gane escala dentro de lo reducido de su tamaño en planta.

Al mismo tiempo, los arquitectos consiguen también recuperar otra premisa perdida en la gran mayoría de las edificaciones actuales, la jerarquización de elementos tan básicos como las puertas. Como bien apuntan los propios arquitectos al hablar de este proyecto, no es lo mismo una puerta que da acceso a un edificio, que la que da entrada a una vivienda ni que la encargada de comunicar otra estancia con el dormitorio. Por esto mismo la puerta de entrada al portal se construye con el valor que exactamente tiene, carácter de muro, “grandiosa” y además rótula de unión entre las diferentes trazas exteriores e interiores.

Con esta misma dedicación se conciben los balcones, jugando con la normativa (que en este caso obligaba a la creación de balcones moldurados) para dotarles de la esbeltez demandada por métodos distintos a los más inmediatos.

De igual manera no puedo dejar de destacar el tratamiento de las texturas, una fachada que deja de lado estilismos para centrarse en el tiempo, para crear imágenes acordes con la historia de un casco antiguo, un trabajo constructivo tan trabajado como envidiable.

Veo en esta obra un trabajo cercano a la artesanía, tratando cada parte del proyecto con sumo cuidado, sin menospreciar ningún detalle.
Son varios los proyectos de este estudio que he presentado aquí y en este último veo un salto importante hacia delante, una evolución hacia una arquitectura todavía más madura y pensada.
Entiendo este edificio como un ejemplo de integración en un contexto ya entrado en años mediante la combinación de premisas pasadas y actuales, una arquitectura que, aun dialogando de tú a tú con la existente, resulta completamente contemporánea y adaptada a las nuevas necesidades que se presentan.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Ficha del proyecto:

Autores:
Carlos Pereda Iglesias
Óscar Pérez Silanes

Colaboradores:
Teresa Gridilla Saavedra

Aparejador:
Atec

Propiedad:
PCH Pamplona Centro Histórico. Ayuntamiento de Pamplona

Contratista:
Construcciones Antonio Erro y Eugui