El proyecto pretende hacer de cada peaje parte integrante de un lugar, una exaltación de la técnica de vanguardia y, asimismo, del respeto al medio ambiente y al paisaje. Los peajes están hechos desde la estilización de la imagen de las autopistas de ACESA y elementos de superficie que constituyen construcciones entendidas como pliegues del suelo, asimilables al plano de la calzada asfaltada, en prados o campos de cultivo, e incluso en terrain vagues en función de un entorno más o menos natural o periurbano.
La imagen de los peajes de Acesa está extensamente incorporada al imaginario colectivo, a diferencia de otras autopistas del Principado y comunidades autónomas. En el contexto actual, la posesión de una imagen de marca es un hecho y un valor decisivo.
El proyecto pretende este doble carácter, subrayando todo lo que sea técnico, pero también todo lo que sea naturaleza, preservando ante todo una relación armónica entre ambos.
La autopista se activa como elemento de transmisión de la información y guía de reconocimiento de un determinado paisaje, contribuyendo así a la definición de carácter y el tono de las autopistas de ACESA.
Señalización de la altura de las cabinas, plano horizontal y planos bajos: colores del pavimento (teletags, – versión automóviles y camiones-)… Si se entiende el ámbito del peaje como un paisaje característico de la modernidad, el valor del plan del suelo adquiere un valor decisivo. La aparición del color en este ámbito (señalización vías T de coches y camiones) empieza a ser ya un valor determinante en términos tanto de señalización como ambientales y paisajísticos. De esta manera, se prevén texturas de color, cultivos de usos o plantaciones de mensajes.