Junto a la orilla derecha del río Mosa y como extensión del centro histórico de Maastricht se ha desarrollado una nueva área urbana de 23 Ha. donde había una fábrica de cerámica que ha sido derribada. Jo Coenen es el autor de un proyecto urbano –Céramique Project– que define toda la estructura urbana, los sistemas viarios y el carácter, el uso y el volumen de la arquitectura a construir. De acuerdo con este planteo y con la supervisión de Coenen cada sector ha sido encargado a distintos arquitectos europeos: el propio Coenen, Galfetti, Snozzi, Siza, Botta, Rossi, Hertzberger, Arets, Cruz-Ortiz, etc. A MBM le correspondió el proyecto de una manzana trapezoidal –Kleine Circus– con una fachada de 75 m. a la avenida central del barrio y dos fachadas de 130 m y 155 m. a las calles laterales.
El método de construir un nuevo barrio a partir de un proyecto urbano con participación posterior de varios arquitectos, supervisados por el autor de la globalidad, MBM lo había ensayado ya en la Villa Olímpica de Barcelona y en Sextius-Mirabeau de Aix-en-Provence, pero en función inversa, es decir, actuando como iniciadores del proyecto urbano. Fue, por lo tanto, una experiencia interesante en la que se comprobaron las dificultades con que se encuentran los proyectistas de las diversas arquitecturas ante imposiciones conceptuales y formales bastante precisas y no siempre adecuadas a las propias tendencias. Pero también se comprobaron las ventajas de un diálogo que acabó enriqueciendo cualquier prejuicio inicial. El barrio es hoy un núcleo urbano de evidente calidad, no solo porque la idea global impuso una composición garantizada por el lenguaje tradicional y el correcto diálogo espacio publico-arquitectura, sino también porque la diversidad de estilos imprimió una especial evidencia urbana.
El proyecto de Kleine Circus se planteó como una U abierta a la avenida central con un jardín interior, pero, a lo largo del proceso, esa forma fue evolucionando en dos líneas: reducción de la abertura a la avenida para subrayar más la continuidad de la fachada y, en cambio, el aumento de la apertura de la fachada posterior para evitar el cul-de-sac, introduciendo un edificio autónomo de planta circular que interrumpiese la vista pero no el itinerario y permitiera un ultimo gesto paisajístico en relación con el barrio vecino, el antiguo Heugemerveg, cuya arquitectura de dimensiones más modestas se relaciona así con el jardín de Kleine Circus.
Los dos edificios longitudinales marcan la línea E-O y, por lo tanto, ofrecen una fachada al N y otra al S. con distintas calidades de luz y asoleo. Se propuso una fachada al N muy maciza con paramentos de ladrillo perforados por un ritmo de ventanas convencionales y una fachada al S. más ligera y abierta, correspondiente a las salas, comedores y terrazas. Así el jardín interior se enmarcaría con dos fachadas de forma unitaria pero de texturas distintas. En una fase autocrítica se aceptó que en Holanda importan más las buenas vistas que el soleamiento y, de acuerdo con ello, se cambió el criterio: las salas y las terrazas se orientaron según cada circunstancia visual y, así, el jardín central ha logrado unas alteraciones de fachada que lo relacionan mejor a la escala tradicional de la morfología urbana holandesa.
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