Las “Cases del Poble”
La historia de la Casa del Poble se remonta a 1923, cuando un grupo de trabajadores de la Federación Gremial Esporlerense deciden realizar el sueño de construir un local para los trabajadores del pueblo, aprovechando unos terrenos cedidos por el escritor, político, Alexandre Jaume Rosselló. Así Esporles sería una más de las “cases del poble” que se edifican durante los años veinte en Mallorca, como la de Palma, Búger, Sóller y Sa Cabaneta.
En poco tiempo se convirtió en la sede e institución social, cultural y recreativa de las diferentes asociaciones obreras de la localidad. En Mallorca empezaron a aparecer a principios del s.XX y tuvieron su época de auge y esplendor entre los años veinte y treinta del siglo pasado hasta que estalló la Guerra Civil. En julio de 1936 una de las primeras ofensivas fue contra las Casas del Pueblo y sus militantes, cuando estas fueron arrebatadas a sus legítimos propietarios, saqueadas e incendiadas sus bibliotecas y, en el mejor de los casos, destinadas a otros menesteres por orden del nuevo régimen.
Todo ello fue posible gracias a aportaciones voluntarias y a la solidaridad de los trabajadores que en muchos casos y ante la falta de recursos económicos, se involucraban directamente en la construcción aportando mano de obra durante su tiempo libre o los días de fiesta.
Memoria y familiaridad
La tremenda carga emocional y afectiva que representa la edificación existente, obliga ha ser muy selectivos con las decisiones a adoptar en el proyecto y a respetar al máximo la memoria del lugar.
Por una parte, y desde el inicio, se plantea conservar al máximo el carácter del espacio escénico y el anfiteatro que se mantienen intactos en la memoria colectiva de Esporles. Por otra, se debe respetar el programa de requerido por el promotor, el cual supone una excesiva carga para mantener un sano equilibrio entre los nuevos usos y los elementos característicos de la construcción original.
Las primeras acciones se encaminan hacia un replanteamiento programático haciendo necesaria ciertos ajustes tales como la reducción del número de aulas de música, simultanear y solapar programas. Pero el espacio más complejo y emblemático es el anfiteatro. Aquí se hace un especial hincapié en mantener y reconstruir los elementos que puedan no entrar en conflicto con las actividades propias del nuevo uso del teatro. Se quiere reinstaurar la relación entre el pueblo y la edificación, haciéndola cercana y útil mediante un planteamiento de espacio plurifuncional que pueda acoger tanto un espectáculo de trapecio como una paella popular, mediante la re-configuración del mobiliario.
Entorno y cercanía
Si la Casa del Poble era una infraestructura muy ligada al pueblo y muy enraizada en la cultura popular, la nueva ampliación quiere magnificar ese paralelismo, comprometiéndose con la industria, los atesamos locales y el entorno, en el sentido más amplio de la palabra. La nueva ampliación, se realizará con marés, el material omnipresente en Mallorca muy arraigado en la cultura y el imaginario popular. Sumergiéndonos y descubriendo la cultura y las leyes que rigen el marés y “pensando con las manos” este material despliega todo su potencial, dejando ver sus grandes ventajas económicas, estéticas y ecológicas. La competitividad en precio es cada vez mayor, ya que la proximidad hacen que su transporte sea mínimo, y su mínima transformación y bajo peso lo convierten en un material de construcción con una de las huellas ecológicas más reducidas.
La apuesta del proyecto es muy clara y se orienta a materiales y soluciones constructivas de un alto indice de mano de obra, huyendo de los materiales prefabricados o excesivamente manufacturados fuera de la isla. Así pues, junto con el marés, la madera es un material que se utiliza ampliamente en el proyecto y que configura las divisiones ligeras y trasdosados interiores. Un material que apuesta por soluciones que reduzcan el perímetro económico haciendo que la obra tenga un impacto importante en la economía local.
2 Comments
Bon dia,
El meu comentari es refereix a l’altura de l’edifici veí. Crec que no pot sobrepassar el de la casa del poble, ja que, el desmereix.
Crec que per estètica li sobra l’últim pis.
Salutacions.
Un proyecto que recupera la esencia del edificio vecino, trazos texturas y mimetismos se transportan sutilmente a la nueva construccion. La casa del pueblo, un equipamiento muy arraigado a su población, como tambien lo será el material que se utilizará para realizar la ampliación, materiales manuales, maneables y manejables, frutos de la propia isla: madera y sobretodo el marés. Por cierto, Tomeu Morey trabajó en mi despacho un tiempo, buen elemento, recuerdos.