En estas dos casas: los nogales crecidos a los cuales se les ha dejado en paz, la negación del exterior gracias a una tapia perimetral pintada a la cal, un patio interior con posibilidades de ser cubierto por una sombra simple de membrana agrícola anclada a sus muros, un estar familiar austero con síntomas de exterior desplegado a todo lo largo del patio, un cielo de madera en bruto pintada y los dormitorios de colores fuertes, recuerdan de una u otra manera, las casas de inquilinos del campo chileno.
En la Casa Chilena 2, se acentúa la negación del exterior y el patio interior se parte en dos generando exteriores matizados.
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