| Antonio Zamora Guillén
| 2014 | PFG | ETSAE (Murcia)
| Profesores: José María López / Ricardo Carcelén / Edith Aroca
El proyecto se desarrolla en el Monasterio de San Ginés de la Jara, que data del siglo XIII y está situado en la Región de Murcia, junto a la autovía MU-312 que une Cartagena y La Manga, en pleno Campo de Cartagena.
El motivo de la elección de este lugar es porque se considera un foco de oportunidades por su situación, historia y configuración; acompañado además del avanzado grado de deterioro que presenta debido al abandono.
En la actualidad, en la Región de Murcia encontramos que los dos pilares económicos tradicionales de turismo y agricultura han sido desplazados por el sector inmobiliario y la especulación urbanística.
El uso propuesto también se debe apoyar en la economía y territorio del Campo de Cartagena, vinculando el gran potencial empresarial existente y a su vez también impulsar la innovación tecnológica presente en los distintos focos de investigación dispersos por la Región y haciendo partícipe al Campus Mare Nostrum.
Al plantear un nuevo programa, es importante devolver su esencia a San Ginés de la Jara, es decir, los monasterios siempre han sido centros de generación de conocimiento y de estudio, y además eran lugares de producción vinculada a la agricultura por motivos de autosustento.
Mi intención es proponer un Centro de Sinergias Agroalimentarias, que potencie un nuevo modelo de desarrollo económico, impulsando al principal sector productivo y empresarial de la Región de Murcia, el sector agrícola. Esto es posible gracias a la coordinación de empresas privadas, empresas públicas y centros de investigación, que trabajando de forma conjunta obtienen un efecto mayor que el obtenido trabajando por separado.
Con la propuesta se pretende establecer un equilibro entre las condiciones locales y la generación de productos que posibiliten cambios y transformaciones. Para ello se trabaja con el concepto de Arquitectura Reactiva, que es aquella que «reacciona con el medio y es capaz de responder a los cambios producidos en el entorno en el que se encuentra.“
Además, se incorporan elementos paisajísticos y de infraestructura agrícola, produciéndose un cruce de tipologías que complementa el vínculo con el entorno.
La propuesta consta de dos partes: la Reactivación del huerto y la Recuperación del monasterio. Para la reactivación del huerto se comienza diseñando arquitecturas, no edificios concretos. Así se establecen una serie de dispositivos primarios y a partir de estos se realiza un catálogo con las distintas secciones tipo básicas en función del programa y necesidades.
Por otro lado, para la Recuperación del Monasterio lo primordial será la planificación de un uso adecuado, además de la reparación y consolidación de la edificación.
Como estrategia de implantación del programa se parte de la necesidad de transferencia y exportación de tecnología aplicada al sector agrícola, por lo que se plantea un núcleo con los elementos de base tales como los terrenos para cultivos, y se establece una distribución en anillo equipando el perímetro. Éste será el punto de partida para crear sistemas formales complejos, capaces de adaptarse a la realidad existente y el paisaje.
Debido a su localización, el Centro de Sinergias quiere ser ejemplar en cuanto a comportamiento energético y de utilización de recursos como el agua. De esta forma, se pretende recuperar la esencia del Monasterio en cuanto a conceptos de autosuficiencia, como ya los tenía en su origen.
El sistema estructural establecido es de construcción, en su mayor parte en seco, con pilares y vigas metálicas y forjado mixto de chapa colaborante. El trabajo con la estructura parte de la idea de construir infraestructuras geométricas. La estructura crea forma y se tridimensionaliza para conseguir que su geometría se identifique con el espacio. Frente a la estructura de las preexistencia de pesados muros de carga, la nueva edificación adopta un sistema más libre y ligero.
Las nuevas construcciones realizadas no modifican la topografía. De esta forma se permite al terreno respirar y la propuesta adquiere carácter de reversibilidad, ya que no modifican la configuración del terreno y se apoyan en el de forma puntual. El nivel de trabajo elevado sobre las copas de los árboles permite también establecer una relación visual directa con el entorno y entre los distintos núcleos de investigación.
A su vez, en el nivel del nivel de actividad agrícola, con los cultivos e invernaderos se crea un ambiente de trabajo sumergido entre la vegetación, de carácter más aislado, como tuvieron los distintos oratorios que se construyeron por el huerto para la meditación.
El resultado final es una propuesta que tiene como principal objetivo hacer de San Ginés de la Jara un centro partícipe de su entorno, y volviéndolo a convertir en un punto de referencia en el Campo de Cartagena.