| Alberto Cubero Torregrosa
| 2014 | 5º curso | ETSAB (Barcelona)
| Profesores: Jaime Coll, Elena Rojas y Antonio Sanmartín
El programa del edificio propuesto en el límite del puerto de Barcelona se coloca sobre una losa maciza aligerada elevada a una cota necesaria para salvar el galibo del puerto, sobre un grupo de pilares metálicos tubulares, salvando luces no mayores de 15 metros.
Sobre esta losa «pesada» crece una estructura ligera reticular abovedada («gridshell») de madera generada a partir de un mismo tipo de parábola que se repite en todas sus secciones transversales buscando reducir la complejidad en su construcción, en una relación peso-resistencia lo mas optima posible para disminuir el peso de las cubiertas, que descansan en unos anillos de hormigón armado que transmiten las cargas directamente en unos perfiles tubulares conectados a los soportes de la losa maciza. La madera permite una relación peso-resistencia de la cubierta mejor que la del acero, consiguiendo un resultado mas ligero, favorable para disminuir esfuerzos horizontales en los anillos.
Esta estructura elevada permite que las actividades portuarias y públicas se desarrollen con normalidad en planta baja. Es en el plano superior donde se proponen diferentes programas tanto propios del puerto como de ámbito público desarrolladas en una misma plataforma permitiendo su interacción y el difuminado del límite puerto-ciudad.
El edificio busca una «negociación» entre las necesidad del puerto y de la ciudad, de tal manera que este «límite» puede ceder espacio hacia un lado u otro del puerto creando un frontera flexible delimitada por actividades en lugar de elementos lineales.
Para ello esta plataforma busca «negociar» con preexistencias del lugar para poder «saltar» de un lado a otro del límite. El edificio atraviesa el límite actual del puerto y se anexiona aun deposito de combustible existente del puerto proponiendo programa público dentro de él y se posa sobre un edificio abandonado de fuera del puerto donde se propone uso propio del puerto. Al cambiar el uso de un elemento de dentro del puerto o de fuera introduciéndole programa «ajeno a su contexto» buscamos esta idea de difuminar el límite del puerto.
La idea del proyecto surge del trabajo de análisis sobre un concepto portuario, que en principio no tiene una aplicación arquitectónica, como es «dragar». Del estudio de las variables que definen el proceso de dragar y la experimentación de como esos parámetros pueden generar arquitectura surge el proyecto.
Las variables que definen al término son introducidas en un recorrido concreto extraído de otro proyecto realizado definido a su vez por unas condiciones concretas.
Del cruce de todas estas variables surge un nuevo recorrido con infinidad de posibilidades, de las cuales se empiezan a tomar decisiones a raíz de las complicadas condiciones del lugar. Es cuando esta «nueva línea» del «documento suma» en lugar de definir un recorrido peatonal, se refiera a las divisiones espaciales del futuro edificio.
El proyecto se muestra entonces como el resultado de la transcripción de datos de diferentes campos, como las condiciones del lugar o el proceso portuario estudiado, llevados a un mismo código gráfico de tal forma que se van complementando y construyendo un proyecto.
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