| Filippo Calzavara, Andrea Mattara, Sante Battistuzzo
| 2013 | PFC | IUAV (Venezia)
| Profesor: PierAntonio Val
Conegliano es una ciudad italiana, situada geográficamente en las cercanías de Venecia, famosa por ser productora del vino blanco más conocido de Italia: el Prosecco. Se trata también de un importante centro industrial especializado en la fabricación de electrodomésticos y, en este contexto, el desarrollo de la industria Zoppas-Zanussi, determinó de un modo radical el cambio de apariencia de toda la ciudad.
La remodelación de áreas industriales abandonadas que se caracterizan por tener un tamaño y una ubicación similar a la zona en la cual se desarrolla nuestro proyecto, representa un caso arquitectónicamente emblemático en las ciudades italianas pequeñas y medianas.
La primera fase del proyecto consistió en una selección crítica de los edificios que había que conservar, que se tradujo en una especie de «construcción por deconstrucción». Después tuvo lugar una fase compositiva con la adición de nuevos volúmenes siguiendo los pasos descritos a continuación:
– sustitución de los muros de taponamiento existentes por paredes de policarbonato traslúcido, de modo que las estructuras resultaran más visibles: la gran diversidad de tipos estructurales de las naves es un elemento significativo que merecía ser destacado;
– yuxtaposición de nuevos contenedores espaciales internos a los macro-contenedores existentes (las naves);
– injerto de nuevas estructuras para obtener la expansión volumétrica allí donde era necesario.
Los edificios contienen lo que podría llamarse una «incubadora creativa», es decir, una fábrica de cultura, un espacio público urbano capaz de satisfacer las necesidades de artesanos, artistas y creadores en general. El diseño de los laboratorios, que encuentra una referencia clara en la parcela gótica, permite el desarrollo de la actividad creativa en todas sus fases (proyecto, realización y exposición del producto) y una interacción total con el público.
La incubadora creativa supone un nuevo atractivo urbano que pondrá en marcha una nueva demanda residencial, a la cual respondemos con un nuevo complejo, desarrollado en distintas fases en relación con las necesidades del momento. El diseño de las nuevas estructuras se asienta sobre los cimientos de los edificios demolidos en los años 90 (una decisión que ha demostrado ser económicamente ventajosa) y retoma sus dimensiones y su ritmo. Es un proyecto de co-housing, formado por viviendas privadas y espacios comunes para los habitantes del complejo.
Una fase posterior prevé, en la zona anexa a la vía férrea, la realización de un sector de servicios: una plaza y un amplio aparcamiento elevado (en respuesta a la alta demanda de estacionamiento que se produce durante las horas laborables). El edificio se convierte en polifuncional gracias a una solución simple y económica que permite el uso del área para actividades lúdicas y recreativas.
Por último, el proyecto contempla la construcción de un parque que nace del contexto y que, en su expansión, organiza los elementos dando al conjunto una unidad de lenguaje expresivo. Las bandas de piedra y césped retoman el ritmo de las cubiertas de las naves y se posan sobre la superficie de la gran plaza de hormigón armado, que constituye el legado de los cobertizos demolidos.