Fuente: b720
Fotografía: Rafael Vargas
Els Encants de Barcelona es un mercado centenario tradicionalmente organizado de manera informal en la calle al aire libre. El solar para la nueva ubicación del mercado, no lejos de la actual, se sitúa en la confluencia de la avenida Meridiana y la plaza de las Glorias. El proyecto se plantea como objetivo principal el mantenimiento del carácter abierto y de mercado en la calle del que actualmente gozan los Encants. La superficie limitada de unos 8.000 m2 del solar para un programa comercial que ocupa más del doble de superficie supone un fuerte condicionante.
El proyecto procura evitar la construcción de diferentes plantas huyendo del modelo de centro comercial. Para ello, se proyecta un espacio comercial continuo con planos levemente inclinados que se entrelazan en un bucle que genera un recorrido sin solución de continuidad entre los puestos comerciales y las pequeñas tiendas en una experiencia similar a la de pasear por una calle peatonal. Por medio del plegado de los suelos se concilian las diferentes cotas de las calles perimetrales y se desdibujan a través de todo el interior del mercado los niveles de acceso.
Una gran cubierta suspendida a modo de palio, a casi 25 metros de altura, confiere al mercado reconocibilidad como equipamiento urbano de primer orden y protege de la radiación solar a comerciantes y usuarios. La cubierta se organiza en bandas de ancho variable. Su cara inferior genera un techo de múltiples planos quebrados que se convierten en un mecanismo de reflexión de la ciudad hacia el interior del mercado.
El edificio cuenta con dos niveles bajo rasante. El primero está destinado a la logística propia del mercado, mientras que el segundo se concibe para el aparcamiento público de los usuarios de la instalación.
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Localización:
Confluencia plaza de las Glorias – Av. Meridiana, Barcelona
Superficie:
35.440 m²
Fecha de concurso:
Octubre 2008
Fecha de proyecto:
2008-2009
Fecha de obra:
2010-2013
Coste Construcción:
50.000.000 €
b720 Fermín Vázquez
Arquitectos:
Fermín Vázquez, Francesc de Fuentes, Cristina Algas, Sonia Cruz, Guillermo Weiskal, Pablo Garrido, Albert Freixes, Gemma Ojea, Javier Artieda, Angel Gaspar, Oriol Roig, Juan Pablo Porta, Leonardo Novelo, Jorge Mascaray, Francisco Marques, Helia Pires, Elies Porta, Tosca Salinas, Myriam Gonzalez, Nastascha Gergoff, Egbert Oosterhoff, Leopold Bianchini
Cliente:
Barcelona d’Infraestructures Municipals (BIMSA), Ayuntamiento de Barcelona
Estructura:
BOMA
Instalaciones:
Grupo JG
Constructora:
OHL
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1. Suelo.
Quizás la apuesta más llamativa y arriesgada. Una gran espiral pavimentada con el clásico panot (una ocurrencia excelente que da un resultado fantástico) envuelve un vacío central que deviene el corazón de la agitada vida del conjunto. Quizás presuntuoso lo que voy a decir, pero una oportunidad de revisión del museo de crecimiento infinito o un repaso a algunos puntos de la construcción de los mat-buildings. Y sin embargo se queda en el concepto.
No hay en el recorrido ningún detalle solucionado que mereciese un aparte considerable (posiblemente el bar de la esquina Mar-Llobregat). Ninguno de los finales de la espiral resulta satisfactorio. La solución de los giros es interesante para un alumno de 3º de arquitectura, pero su resolución es patosa, como lo haría ese mismo alumno (¡el alumno debe ser patoso!). El final en todo lo alto como una alegoría de la Ascensión, acaba en unas escaleras que descienden a los infiernos de los planos en espiral cubiertos (y oscuros, tremendamente oscuros), y la resolución de las cuales no pasa de lo convencional. A su lado unas escaleras mecánicas. Terrible. No por ser escaleras mecánicas, ni mucho menos. Porque son elementos marginales. Ni transgreden el esquema ni son bienvenidos por el mismo. Están porque han de estar.
Y el supuesto corazón realmente lo es. Como ya lo era en los antiguos Encantes. La diferencia y virtud es la posibilidad de relación en altura con el mismo. Pero de nuevo, la palabras mejoran a las soluciones. Pequeños espacios con un banco, generados por sustracción de uno de los módulos de casetas. Y nada más. Ni la molestia en proponer una excepción de los sistemas prefabricados en estos puntos. Un banco. Un pilar-bajante. Y el testero de una caseta de compra.
2. "Paradetes".
Sobre la espiral de hormigón y panot se disponen las nuevas casetas. Inteligentemente propuestas como un sistema prefabricado y económico, que además les da la máxima dignidad y flexibilidad de "costumización". Pero de nuevo trabajadas de manera dudosa a mi juicio. No existe en ellas un profundo trabajo de la excepción, que por existir da vitalidad a la norma y la revaloriza (una avenida Diagonal en el Ensanche de Cerdà, por ejemplo). A las casetas de los vacíos que relacionan al transeúnte con la ciudad o la plaza central ya comentadas, se une la pobre resolución de las casetas en esquina, que lejos de entenderla (la esquina) como un lugar de excepción y por tanto oportunidad se trata como una prolongación del espacio calle de la espiral. De nuevo se intuyen bondades, pero las bondades quedan en propias de ese alumno avispado de tercer curso del que hablaba.
3. Cubierta.
El elemento que desde hace años los vecinos veíamos con atención y más recelos suscitaba. Y sin embargo lo que más gusta. Me incluyo. Me parece una ocurrencia con chispa y gracia. Como las mejores escenografías. De hecho vi a mucha gente haciéndole(se) fotos. De nuevo me incluyo. También lo he hecho (y como yo millones de personas) en el espejo del Maremagnum. Y coincidiremos que el Maemagnum carece de gran interés más allá de un loable apilamiento de locales comerciales. Y el espejo parece confundir. No es el CCCB. Es un juguete que algún día puede romperse y el conjunto poco variará. Pues en los Encantes da esa misma sensación. Sin embargo el soporte de los paneles dorados sí que es interesante. La majestuosidad creo que conceptualmente es una buena estrategia (podría, de nuevo, ser un repaso a esos espacios sobredimensionados (Ahmedabad, Kolumba Museum...) que por tal sobredimensión pasan a ser de un primitivismo emocionante. Pero de nuevo... creo que bien calibrado en el aspecto sintáctico y morfológico, pero muy flojo en el aspecto funcional. Hay poca variación en el esquema o croquis inicial con la resolución del detalle.
Dicen Mansilla+Tuñón en un texto publicado en El Croquis 16: "Al situar el corazón del trabajo en un ámbito a la vez abstracto y humano, es decir, surgiendo alrededor de la arquitectura, los proyectos adquieren independencia, y pueden ser pensados con anterioridad a la existencia de un lugar, programa o cliente" y continúan diciendo que una vez fijado el proyecto evoluciona y se transforma por roce y ajuste con la realidad que lo ha de sustentar. Los nuevos Encants Vells parecen haber sido pensados y definidos hábilmente en el estadio previo, pero no han sido conscientes del contacto con el lugar (cabría una reseña aparte las entradas al recinto, que son resultado del contacto con la cota de calle. Y nada más. Un recorte en la fachada y ningun tipo de transgresión de la normal), dando como resultado un edificio que a mi parecer se queda en un ejercicio académico de interés limitado.
Para acabar, perdonad el rollo, lo que más me preocupa es que los Encantes son un ejercicio con potencial (algo que hoy en día es más que loable) pero que por su resolución no puede pasar de lo convencional y, si se quiere, mediocre. Y aun así el mejor edificio de los últimos 15 años en las Glòries. Y la crítica de arquitectura parece que se contagia de la mediocridad. Y cae en el prejuicio. En la inocente comparación con lo anterior (¡claro que estarán contentos los vendedores y usuarios de los Encants! ¡Antes vivían en el chabolismo!). Y se valora positivamente algo por el simple hecho de estar mejor de lo que nos esperábamos al llegar.