| Alejandro Campos Uribe
| 2013 | PFC | ETSAV (Valencia)
| Profesores: Clara Mejía, Salvador Sanchis y Jorge Torres
El proyecto propone la construcción de una escuela infantil mediante la rehabilitación del conjunto de Edificios Luz en la ciudad de Valencia, construido en la década de los 60’ por el estudio GODB. La propuesta se basa en un estudio riguroso de la edificación existente, encontrando sus potencialidades y sus problemas más inmediatos. Se aprovecha la ocasión para intentar mejorar el conjunto de edificios y en concreto su programa de oficinas en planta primera.
Estado original:
Había torres separadas que dejaban ver el cielo, y entrar la luz. Había un zócalo sobre un pasaje comercial, y una distancia entre la calle y las viviendas. Había una cubierta con vistas, una superficie con grandes cualidades para ser utilizada. Había un paseo para ir a viveros, por las tardes, con el abuelo, a dar de comer a los patos.
Era evidente que la gran profundidad del zócalo no ayudaba a la distribución de las oficinas. Había lugares sin luz, que tenían únicamente un forjado de separación con el cielo. Había muchos coches, demasiados; que transformaban la edificación abierta en manzana cerrada. Había un suelo abandonado y pocos árboles. Hacía falta una escuela.
Propuesta:
“Se trató de resolver otros problemas de índole de uso: tener sol, tener sombra, ver el mar”
A la ciudad se cede un parque, y una circulación libre. Unos comercios que se utilizan, porque el coche queda fuera de de la manzana. Hay unas calles pavimentadas para el peatón y con árboles, en las que juegan los niños o esperan los padres. Un lugar entre edificios pero bien iluminado, a medio paso de los Jardines de Viveros, en un barrio residencial con vida. También se cede un espacio en planta primera, que pueden utilizar los vecinos para reuniones, teatros, cines o exposiciones.
A las oficinas se cede mucha luz, porque se llevan al perímetro, y vistas a la ciudad, de la que viven. Se cede también unas zonas comunes, de reuniones, que se reservan por horas, y una cafetería. Y se unen con las oficinas del otro conjunto, a modo de puente sobre el parque, y se permite un acceso en ese puente, abierto, hacia ambos zócalos. Los recorridos se organizan y se reducen, y las oficinas se dibujan con la dimensión perfecta para tener circulación interior, y espacios de trabajo bien iluminados.
A la escuela se cede la cubierta, que se convierte en el patio de juegos, y el interior del zócalo, que se perfora y se ilumina, y se ventila. Se cede todo esto, y además un patio de entrada, y un recorrido en planta baja hasta llegar al patio, y unas gradas. Se cede silencio, y vistas del cielo.
Es un lugar modificado, en el que adultos y niños tienen su espacio siempre bien iluminado y ventilado. Un lugar en el que el coche casi ha desaparecido, y la planta baja se utiliza, se recorre, y tiene vida.
Es, en realidad, una propuesta muy sencilla, que trabaja con jerarquías en árbol, siempre pensando en la luz y el aire, y en ver el cielo y nada más. Aunque está dentro de la ciudad, la ciudad queda oculta en la mayoría de los lugares, y los niños encuentran así un rincón en silencio.