| Berta Ferrer
| 2013 | PFC | ETSAV (Valencia)
| Profesor: Manuel Lillo Navarro

más dignamente optar el alma noble
entre sufrir de la fortuna impía
el porfiador rigor, o rebelarse
contra un mar de desdichas, y afrontándolo
desaparecer con ellas?
Hamlet-William Shakespeare
Un proyecto es una novela. Una historia.
A proyectar –o a escribir- se empieza con una hoja en blanco. Pero a veces, esa superficie no es tan nívea como el autor desearía, teniendo que hacer frente a unas preexistencias que empañan la blancura de ese comienzo.
Imaginemos un texto de Shakespeare. Aquel famoso soliloquio del ser o no ser, por ejemplo. Al colocarlo sobre el folio en blanco, tiene sus letras conformando palabras, sus líneas y sus párrafos, su punto final. Ahora bien, a ese pasaje quitémosle vocablos; dejémoslo desnudo, despojándolo de todo sentido y coherencia. El resultado es una hoja manchada de palabras sueltas, inconexas. Supongamos que necesitamos escribir nuestro propio relato superpuesto a este texto. Podemos probar diversas estrategias. Pero quizás lo más interesante sería coger los restos del texto y recolocarlos para crear un nuevo hilo argumental. Crearíamos una nueva historia con las huellas de una anterior, que nadie dejaría de reconocer.
Un proyecto reutilizado es una novela reutilizada. A la que se aplican cuatro estrategias hasta llegar a hacerla legible una vez más. La primera es la de mantener. Conservar los restos del texto incompleto que parecen inservibles por carecer de coherencia, por desordenar una hoja en blanco sobre la que nadie puede escribir. Pero mantener no significa ignorar o dejar donde está sin tocar nada, pues las palabras seguirían impidiendo el discurso natural de la narración. Para preservar hay que coser. Es necesario buscar un argumento, un hilo capaz de enlazar las piezas, de crear algo nuevo a partir de lo viejo, de ordenarlo para que tome un nuevo carácter, creando una nueva historia. Un gesto simple, que solucione con un solo movimiento. Y para que este cosido –no se trata de un zurcido ni de un remiendo- resulte efectivo, es preciso reutilizar. Darle vida, una función, unos personajes con cuerpo, con el carácter adecuado para el hilo argumental elegido. Pero no queremos que el producto de estos tres procesos sea un texto uniforme o plano. No queremos que parezca que toda la narración es nueva, ni tampoco que es fruto de la mano de Shakespeare. Por ello, es requisito indispensable el diferenciar. Distinguir lo que ya existía de lo que hemos colocado, singularizando el lenguaje de nuestra escritura para que subraye lo preexistente, sin taparlo o disminuirlo con excesivos adornos.
Un proyecto es una novela. Una historia. Tiene una introducción, un nudo y un desenlace. Un final en el que cada personaje está en el lugar que le corresponde, adaptándose a cada giro de la trama, a cada elipsis. No se trata sólo de reutilizar, sino de revitalizar, de reclamar. De revivir. Un texto se puede leer –e interpretar- de mil maneras.
Un edificio, también.
To die…to sleep…
To sleep…perchance to dream!