Fuente: Designboom
Por Alícia Guerrero Yeste para Culturas – La Vanguardia, 19.06.2013
Una ballena en el recreo
“La arquitectura te brinda una oportunidad para hacer más rica, intensa y memorable la vida de las personas”, dice Guzmán de Yarza.
Que los alumnos del colegio La Salle Franciscanas de Zaragoza hayan apodado cariñosamente La Ballena a la pista elevada que desde septiembre forma parte de su patio de recreo hay que considerarlo confirmación de haber logrado ese cometido. De haber aportado un elemento significativo al entorno escolar, que ha sido inmediatamente apropiado y enriquecido por espontáneas definiciones de uso.
La Ballena surge de la necesidad de incrementar la superficie útil de la zona de recreo del colegio a fin de poder simultanear sin problemas la concentración de alumnos y adultos y el correcto ejercicio de otras actividades que coincidían en el mismo escenario a determinadas horas del día. Las dimensiones originales del patio eran de 35×35 metros, definidas por la estructura del edificio en forma de U, una de cuyas alas fue construida durante la década de los cincuenta y la otra, durante los setenta.
La solución que Yarza ha propuesto, con la colaboración de Ana Guzmán Malpica y Julien Luengo Gómez, supone una respuesta eficaz, coherente e innovadora a las cuestiones técnicas y contextuales que marcaban los puntos cruciales de este proyecto: por una parte, la obligación de ceñirse a un periodo de obras muy limitado (diez semanas durante las vacaciones escolares de verano); por otro, la de suprimir dos árboles que se alzaban en el patio a reformar; y resolver las conexiones entre área de recreo y edificio preexistentes y el nuevo volumen. El resultado ha sido una actuación que, en palabras del arquitecto, “ordena y jerarquiza en tres zonas los usos que anteriormente existían pero de manera algo anárquica: los niños y padres que no practican un deporte y charlan o esperan; los niños de menor edad que juegan a futbito o a baloncesto; y en la pista elevada, los partidos de niños de mayor edad y que participan en competiciones con otros colegios”.
El escaso margen de tiempo llevó a optar por el uso de prefabricados, que permiten una construcción más rápida, en los que el arquitecto ha trabajado desde la fase de diseño del proyecto para adaptar el producto industrial a lo requerido por esta construcción. El resultado ha sido una estructura de hormigón prefabricado elevada sobre pilotis que, en su parte superior, se cierra con dos paredes de mallazo galvanizado, adquiriendo una apariencia de burbuja metálica.
El empeño en compensar la inevitable tala de los árboles convirtió la voluntad de incluir vegetación en una de las claves definitorias. La doble malla de la burbuja no sirve sólo de protección sino también como elemento que permite introducir ese componente vegetal. A lo largo de su base discurre una jardinera de 70 metros en la que nace una hiedra trepadora que recubrirá la totalidad de una de las paredes de la malla. Un banco-jardinera de forma orgánica con diferentes especies lleva a nivel de calle la presencia de vegetación y actúa a la vez como punto de relación para niños y adultos.
La conexión de la Ballena con el edificio y el patio se ha resuelto mediante dos rampas-tentáculo. Una, de 45 metros lineales, que conecta el recreo con la pista y un nivel intermedio de salida del centro escolar; y otra que comunica tres aulas de preescolar con el patio. Estas rampas no sólo suponen un incremento de la zona disponible para juegos e interacción social sino que, junto a las combinaciones de bandas de colores que marcan algunas áreas del recreo crean un nuevo escenario visual junto al elemento principal, la burbuja, que ha generado nuevas formas de vivir el espacio: “Los niños han inventado juegos con los que interactúan con lo construido, como una especie de gymkana por el banco-jardinera. Saltan por las bandas de colores tratando de establecer ciertas reglas, como sólo pisar los azules o los rojos. Y, cuando voy al colegio para ver cómo evolucionan las plantas, me suelen rodear y preguntarme cuánto va a tardar la hiedra en crecer”, explica de Yarza.
“La Ballena no es aún un proyecto terminado. Faltan 6 o 7 años para que la hiedra rodee la burbuja metálica y acabe por cualificarlo finalmente”, añade este arquitecto, que reconoce su interés por el modo en que Hertzberger o van Eyck plantearon usos de materiales y formas de relación en los ámbitos docentes. “Eran arquitecturas en las que el usuario era considerado parte fundamental; Hertzberger fotografiaba sus edificios al cabo de 10 años para comprobar cómo los alumnos se habían apropiado de la arquitectura. Eran arquitectos que no pensaban en la inmediatez de la foto finish sino en el paso del tiempo en su obra”.
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name of the work:
elevated sports court at lasalle franciscanas school
name of the studio:
guzmán de yarza blache, arquitect / J1 arquitectos
finishing date:
september 2012
location:
calle andrés piquer 5, zaragoza.spain
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client:
lasalle franciscanas school
built surface:
350 m2
budget:
290.000 euros
construction:
gm empresa constructora
architect:
guzmán de yarza blache
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project architect:
guzmán de yarza blache
survey of construction works:
guzmán de yarza blache
collaborators:
ana guzmán malpica, julien luengo-gómez
quantity surveyor:
jose manuel arguedas
structure:
josep agustí de ciurana, prainsa
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