| Inés Olavarrieta Bernardino
| 2012 | 5º curso ETSAM (Madrid)
| Profesor: Juan Herreros
La biblioteca central de Helsinki plantea un foco de actuación tremendamente necesario dentro de la ciudad. El área de Töölönlahti donde se localiza, es un lugar lleno de vida, sin embargo, carece de espacios públicos donde la gente pueda relacionarse.
Este proyecto es por tanto una oportunidad para crear un laboratorio para la ciudad, una biblioteca que refleje las últimas tecnologías, pero sobretodo un lugar de interacción entre el ciudadano y la cultura.
El diseño del edificio responde de manera cuidadosa a su contexto, al mismo tiempo que intenta crear un nuevo punto de referencia en la zona. Rodeado de grandes hitos arquitectónicos, la nueva biblioteca pretende desdibujarse a escala urbana como un gran contenedor translúcido con una doble fachada de policarbonato, que además actúa como colchón térmico.
Construido sobre una parcela rectangular, la biblioteca se encuentra parcialmente enterrada con el fin de conectar los servicios de ésta con la imparable infraestructura subterránea de Helsinki.
El interior del volumen de policarbonato, en contraposición con la idea que se brinda al exterior, va adquiriendo presencia y carácter según se nos acercamos al edificio, y es que en su interior alberga una nueva gruta, una pieza escultural de acero corten, que se asimila al subterráneo granítico de la ciudad.
A modo de gruta se va plegando y caracterizando, formando así distintas percepciones del recorrido que se genera en el interior: permitiendo además responder a los distintos requerimientos funcionales de la biblioteca.
Esta pieza divide el programa en tres estratos distintos: el superior (ligado a la luz), uno intermedio, ligado a otro nivel de percepción (interior de la gruta), y el inferior (ligado a las nuevas tecnologías con menor requerimiento de luz).
La pieza central propicia distintas situaciones espaciales que actúan como un tablero de juego donde se desarrollan todas las acciones de la biblioteca. De esta forma se consigue una mayor interrelación entre todas las partes ya que es el usuario el que decide qué relaciones quiere tener a su alrededor, o que condiciones de luz/sonido/acciones quiere compartir.
Se configura así la biblioteca como una red de situaciones, una galería urbana dividida en tres estratos que se interrelacionan entre sí por medios de distintos parámetros. Tres tapices donde todos los visitantes pueden interactuar y así enriquecer las posibilidades que brinda la zona y el programa.