| Marc Serena Montañana
| 2012 | Curso: PFC. ETSAV (València)
| Profesores: Vicente Corell Farinós, Eduardo de Miguel Arbonés
La propuesta se emplaza en las inmediaciones del Parque Natural de Urbasa y Andía, al oeste de Pamplona, Navarra. Se trata de una gran área de pastos montañosos y bosques de hayas sobre una ancha meseta constituida por un macizo kárstico que hace las veces de depósito de agua para los valles aledaños.
En concreto el proyecto se ubica en el Nacedero del Urederra, la mayor salida natural del acuífero de la meseta, que se produce en un farallón de gran altura en forma de anfiteatro rocoso, generando una gran hondonada en el territorio también dominada por las hayas.
El lugar alberga gran valor ambiental, paisajístico y cultural y es motivo de la propuesta de un Observatorio de la Reserva de la Biosfera, con varios asentamientos, de entre los que este proyecto desarrolla un Centro de Estudios Avanzados. Su objetivo es el estudio e investigación de los valores del parque y los aspectos que permitan su conservación.
Como fruto de la aproximación al lugar, la idea generadora del proyecto se explica al convertir la vegetación de sus límites en unos planos con movimiento sinuoso que se extienden en paralelo al río. El edificio se introduce en este intersticio entre planos y establece un diálogo con ellos. El proyecto tomará diferentes posicionamientos para poderlos contemplar, atravesar, delimitar… creando espacios con diferentes relaciones y sensaciones, apoyándose también en la topografía ondulada de la parcela.
Los espacios interiores se articulan con una secuencia que va excavándose en la planta. Las funciones que alberga el edificio buscan su mejor posición dentro de él haciendo que las formas se muevan y desperecen, en coherencia con las secciones generadas y las relaciones que se establecen con el paisaje circundante.
El amueblamiento que define cada espacio quiere vincular su uso con los acristalamientos de fachada que lo relacionan con el exterior, dando carácter y matiz a la entrada de luz, el propio uso y también la imagen exterior de éstos. Aparecen grandes bancadas corridas en los espacios con carácter más comunitario o elementos puntuales a modo de costilla en aquellos donde el trabajo es individualizado.
Muros y losas de hormigón de cierta envergadura materializa la estructura del edificio definiendo su volumen e implantación. El movimiento de los muros o la inclinación de las cubiertas, explica sintéticamente las pretensiones del edificio para con los planos de vegetación y la topografía. El hormigón encofrado con un entablillado horizontal constituye el acabado interior.
El plano de fachada está constituido por una fábrica de mampostería con un despiece horizontal que aplaca los muros. Se ha diseñado como un plano envolvente continuo que crece y decrece tal como requieren los espacios interiores, dibujando una silueta sin fin cambiante desde cada perspectiva, materializando la idea del juego de planos.
El amueblamiento interior es de madera de haya, como material cálido y trabajable que se utiliza para generar los rincones que los usuarios identificarán como su lugar de estancia y trabajo, reforzando el carácter de cada estancia y su uso para dotarlos de personalidad.