| Francisco Rojas Rivadulla
| 2012 | Curso: PFC. ETSAS (Sevilla)
| Profesor: Manuel Ramos Guerra
El proyecto se sitúa en Algeciras, una ciudad que ha llegado hasta la actualidad con grandes carencias urbanas y una severa falta de identidad. Con apenas unas muestras de un pasado evocador hoy en día destaca por el murmullo de grúas, el movimiento de TEUs y una población ya nacida lejos del mar.
Muestra de ello es el ámbito urbano de la desembocadura del río de la Miel. Que comenzó siendo el elemento dinamizador de las dos orillas pero que con el paso de los años y como muestra de la deteriorada relación entre puerto y ciudad, se convirtió en tablero de la especulación urbanística con operaciones como el derribo de alguno de los hoteles de inicio de siglo o el entubamiento del río.
Ante este panorama relacionado con el mar pero sin mar, con una ciudad que crece pero sin espacios para el ciudadano, una puerta de origen árabe, llamada del Mar y que daba a un río y que hoy no sólo el mar sino el río son elementos lejanos y prácticamente no le queda socio de su época, se decide buscar el origen del proyecto en la reinterpretación de un espacio ligado al mar (naturaleza) en la ciudad actual, a todos los efectos, urbana.
Desde un paseo (gran andén) nos adentraremos en una pequeña dársena a la que se puede acceder libremente como en los antiguos puertos aunque sólo sea por curiosidad, para sentarte a ver a esos gigantes, a esos viajeros, las novedades que nos traen, para preparar la faena de la noche…Llega un momento en que se convertirá en plaza para hablarnos de su lado más urbano. En ella no hay buques en movimiento sino enormes edificios anclados sin intención de partir.
El museo muestra en superficie cada función con un volumen claramente diferenciado y espacio exterior compartido y contínuo. Aquí buscamos relaciones con la ciudad creando un lugar donde se intersecten historia, investigación y vida cotidiana. Un museo que huye de la idea preconcebida de contenedor de recuerdos y se abre creando ciudad en un espacio de vínculo contínuo que al combinar programa y uso – función y los propios volúmenes traduce un mundo desdibujado que abriga lo público como aportación urbana.
Se establece una plaza pública en la que se distingue claramente un espacio principal que se articula mediante los elementos representativos de acogida al público en el museo: oficina de información y tienda, acceso, cafetería, sala polifuncional, sala infantil y biblioteca. A todo ello se le suma la aportación de tres talleres en régimen de alquiler o aulas formativas para la impartición de másters en logística. Se busca la especialización de los espacios como sucede en la dársena portuaria.
Se genera un espacio público articulado por medio de los lucernarios cónicos que a modo escultórico surgen de la dársena estableciendo un lenguaje de contrastes con los prismas metálicos y generando un espacio de encuentro que continúa más allá de las mesas de la cafetería, que cierra este espacio controlado de actividad pública.
Enhorabuena desde Badajoz.