Fuente: Carles Enrich
Fotografía: David Brito y Carles Enrich
Alpicat es un pequeño municipio al noroeste de Lleida cuya principal actividad económica es la agricultura y la industria cerámica. Su creciente población empieza a configurar pequeñas localidades dispersas por el territorio, la mayoría de las cuales sigue el modelo de ciudad-jardín. Esta casa forma parte de una de ellas.
Pretendiendo huir de la tipología de casas aisladas y con el claro objetivo de habitar la totalidad de la parcela, se coloniza el lugar mediante una serie de muros de ladrillo manual construidos longitudinalmente del mismo modo que se usan en la comarca muros de piedra seca para la cría de la vid y la separación entre campos de cultivo. Esta disposición fomenta una relación más directa de la casa con la calle y con los patios-jardín y evita las relaciones indeseadas e incómodas con los cercanos vecinos.
El proyecto trata de recuperar algunas de las condiciones arquitectónicas de las viviendas tradicionales de la zona. En este sentido, todos los materiales utilizados en la obra son locales: los ladrillos y las bovedillas proceden de la industria cerámica del municipio, mientras que tanto los elementos estructurales de hormigón como el resto de materiales provienen de la vecina Lleida.
Los muros que conforman la casa son a la vez estructura y cerramientos, generan sombras en los espacios exteriores y suponen una pauta para que la vida doméstica se desarrolle entre ellos. Los espacios interiores se organizan alrededor de unos patios que les ofrecen iluminación y ventilación cruzada en todo momento. De este modo, es posible el desarrollo de todo el programa en planta baja, lo que define el carácter paisajístico de la casa y una mejor adaptación al duro clima interior de Catalunya.
Los sistemas constructivos se muestran en toda su realidad. Los muros se coronan con jácenas de hormigón armado sobre los que se apoya un entrevigado de bovedillas cerámicas. El sistema de colocación y el despiece de los ladrillos permite tanto la sustracción de piezas a modo de celosías, como el desplazamiento de otras invitando a la futura vegetación a adueñarse de ciertas partes de la casa fomentando la relación con la naturaleza y el paisaje.
Finalmente, aparecen unas celosías de madera de aveto que ofrecen privacidad a los espacios interiores respecto a la calle a la vez que resuelven la protección frente al potente asoleo a suroeste, lo que permite prescindir de sistemas artificiales de climatización.
Link al proyecto completo en Carles Enrich
Link al proyecto completo en Albert Brito
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