Fuente: OAB Ferrater
Fotografía: Aleix Bagué
La casa responde a unas reglas geométricas básicas, tan sencillas que en ellas radica la potencia del proyecto.
Una red ortogonal de 7 x 7 m sobre la que se superponen las diagonales de la misma construye, a modo de pentagrama musical, la base sobre la que se apoya la composición del proyecto. Las diagonales a 45º son las generatrices de las dilataciones que sufre la cubierta, lucernarios en unos casos y dobles alturas en otros; generando una topografía artificial que se eleva sobre la del terreno.
De esta manera, el programa se desarrolla a cota con el jardín en relación directa interior-exterior, donde se ubican salas, salones, biblioteca, comedores, cocina, habitación principal y suites de invitados; todos ellos ligados visualmente a través de largas perspectivas veladas por vidrios, celosías y paneles móviles.
Verticalmente, existen relaciones puntuales de la planta principal con la inferior y la superior, respondiendo siempre a exigencias de programa y cerrando así la continuidad tridimensional del edificio. La composición se completa con un inesperado acceso a través de un patio que, con un carácter más oscuro, contrastará con la luminosidad del resto de la vivienda.
El proyecto se materializa como una extensa cubierta pétrea con episodios puntuales de contacto con el terreno, dejando el resto del perímetro a materiales ligeros y transparentes: grandes ventanales tamizados en puntos concretos del programa con una doble celosía móvil que hace vibrar la fachada al ritmo de la luz.