Artículo publicado en La Vanguardia el 15 de enero de 2012
Viviendas universitarias
Arquitecto: Vicente Guallart
Ubicación: Gandia. C. Séquia del Rei, esquina av. Universitat.
La montaña y la cordillera son referencias habituales en la obra de Vicente Guallart, el ahora arquitecto jefe de Barcelona. Lo podemos comprobar en su web profesional, donde muestra proyectos de aliento experimental, como Hyper-Catalunya, la montaña de Dénia o el pabellón para la Expo de Wroclaw 2012, junto a trabajos ya materializados, de escala menor.
Su nuevo grupo de viviendas universitarias en Gandia se sitúa, por volumen, entre unos y otros. Estamos hablando de cuatro bloques – de 8, 6, 5 y 10 plantas, respectivamente-destinados los tres primeros a estudiantes y el último a personas de edad, con unas 140 viviendas de alquiler en total. Esta variedad de alturas, y el hecho de que los bloques estén unidos por una de sus aristas, evoca de nuevo la idea de cordillera.
Pero el principal argumento de la obra no se aprecia hasta que uno ingresa en ella: es el espacio compartido. O sea, la decisión de que cada vivienda de 45 metros cuadrados ceda un 20% de su superficie (9 metros) a zonas comunes y, así, sus usuarios dispongan de 36 metros privados y de muchos más de uso comunitario. Se trata de una sugerente iniciativa ya ensayada en el proyecto de la Sharing tower de Valencia, y aquí realizada por Guallart. A su modo de ver, estos espacios compartidos son a la vivienda lo que Napster a la música o el bicing al transporte público.
En la primera de estas torres, las viviendas son largas y estrechas, se han dispuesto en paralelo y dan a generosos espacios comunes de hasta tres niveles de altura, a los que se accede por pasillos corridos y escaleras de caracol. Están equipados con mesas y butacas escasamente ergonómicas, de angulosa y uniforme perfilería. Lo bueno de dichos espacios es que fomentan la relación. Lo menos bueno podría ser que, estando destinados al público juvenil, quizás generen ruido suficiente para alterar la paz de las viviendas contiguas. El uso y el tiempo dirán qué pesa más en este experimento.
En la planta de dos de las torres, estos espacios comunes se disponen longitudinalmente junto a la fachada más larga; en el tercero, son centrales. En el cuarto, el destinado a personas mayores, con viviendas de hasta 70 metros, la distribución es convencional, sin espacios comunes determinantes como los de los otros tres edificios.
Las cuatro torres tienen hechuras cúbicas y están libremente dispuestas sobre el solar, de modo que definen un nuevo y acogedor espacio urbano. No menos libre ha sido la elección del color de las fachadas, donde el gris metálico se alterna con el rojo sangre, en una combinación de éxito ya probado en zapatillas deportivas y bólidos de carreras.