por Jordi Badia. Artículo publicado el 22 de Noviembre 2011 en el diario ARA
Traducción al español: SCALAE
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Emiliano López / Mónica Rivera. Viviendas para el INCASOL en Barcelona. Premio FAD 2008 |
Parece que los arquitectos no tenemos suficiente con la que está cayendo. Somos el gremio más perjudicado por la crisis, con unas cifras de paro del 45% y el 50% de los despachos cerrados, según manifestó esta semana Jordi Ludevid, presidente del CSCAE (Consejo Superior de los Arquitectos de España), y encima tenemos que oir cómo se nos culpa de los males del despilfarro en que hemos vivido los últimos años.
En un artículo publicado en la Vanguardia, Jordi Barbeta denunciaba que el hecho de que las estaciones de la línea 9 del metro de Barcelona estuviesen diseñadas por buenos arquitectos en lugar de profesionales mediocres provocó que su coste se multiplicase. “[…] Las obras de la línea 9 del Metro de Barcelona, que tenían un presupuesto inicial de 2700 millones, costaron 16000 millones después que el Tripartito modificase el proyecto que encargó, eso sí, a arquitectos de prestigio. Como no había dinero para pagar todo ese buen gusto, se adoptaron sistemas de financiación. Los intereses que suponen estos sistemas, sin embargo, han más que duplicado el coste de la obra. […]” La acusación, torpe y manipuladora, no merece muchos comentarios y es completamente falsa. La razón del desvío presupuestario, según comentarios de algunos técnicos, fue consecuencia del accidente del Carmel que obligó a modificar la cota de los túneles y a hacerlos pasar, cito textualmente, a “cota infierno”. Los arquitectos encargados del diseño de las estaciones, además de trabajar con un porcentaje muy pequeño de la inversión total de la infraestructura, se ajustaron a la cifra indicada para el trabajo.
En la misma línea apuntaban unas preocupantes declaraciones de Josep Anton Grau, nuevo director del Institut Català del Sòl, en el Econòmic. En el artículo, que se titulaba “El INCASÒL cambia de estrategia para hacer frente a una deuda de 900 millones”, el responsable de la construcción de la vivienda pública de Cataluña soltaba perlas como esta: “No me siento cómo teniendo premios FAD en el diseño de estos edificios”, en la que sugería que la deuda quizá estaba provocada por haber cometido el error de contratar profesionales cualificados y reconocidos.
El artículo, que recomiendo leer, anuncia que el instituto público, que fue creado en los años 80 por el Parlamento de Cataluña con la intención de ofrecer vivienda protegida a colectivos con dificultad como jóvenes, trabajadores con rentas bajas y sectores vulnerables a la exclusión social en Cataluña, ha iniciado un cambio de estrategia basado en la internacionalización, para así poder aprovechar su experiencia en el sector. Por eso, el Sr. Grau ya tiene programada una primera visita a Colombia y espera hacer otros viajes al Ecuador y a China. “Allí, el gobierno de Shanghái está planificando construir una ciudad de un millón de habitantes y nosotros queremos aspirar al proyecto”, explica.
¿Es lícito que un organismo público presidido por el consejero del Departamento de Territorio y Sostenibilidad de la Generalitat utilice su presupuesto no para cumplir su tarea social en Cataluña sino para competir internacionalmente con estudios de arquitectura en una situación claramente de privilegio? Lo que queda claro, de todas maneras, es que no aspiran al trabajo bien hecho y a ganar premios: el suyo es un interés puramente económico.
Lo más grave, tal y como dice Ignacio Paricio, presidente de AxA (Arquitectos por la Arquitectura) es que se va instalando la opinión en la sociedad, impulsada por periodistas y altos cargos, de que la buena arquitectura es cara. Y esto no es así. Tan sólo son caros los grandes edificios banales y desesperadamente grotescos que han propiciado muchos políticos en busca de su propio prestigio.
La buena arquitectura está llena de ejemplos brillantes de edificios que sacan de la escasez sus mejores recursos, y de eso tenemos numerosos ejemplos en escuelas, hospitales, juzgados y residencias que hemos construido en este país durante las últimas décadas. Muchos nos han hecho la vida más agradable y han sido reconocidos con el premio FAD. Algunos de nosotros estamos orgullosos.
Publicado en Ara, 22-11-2011. Traducción: Jaume Prat.
No hay que confundir arquitectos, con arquitectos promotores-especuladores, con ingenieros pseudo técnicos de la edificación, con los profesionales increíbles que ha habido en Catalunya a los que se refiere Jordi Badia en un oportuno artÍculo.
A los funcionarios que van a la China los pagamos los mileuristas que trabajamos en despachos.
Arquitectos abrir los ojos y quejaros
De la única cosa que se nos puede culpar a los arquitectos es de haver confiado en otros profesionales que no tienen ningún tipo de miramiento. Y haver descuidado esas competencias que tendrían que volver a ser tratadas por nosotros.
Y que alguien pregunte porque se han triplicado o más proyectos de infraestructuras como por ejemplo el de la línea de metro en casos que por ejemplo en el proyecto no han previsto capítulos enteros. Eso se tapa pero sucede continuamente con las ingenierías y nadie dice nada.
Señores la edificiación es una miseria en los presupuestos de una administración, lo que cuesta dinero son als infraestructuras que con las desviaciones que tienen podríamos pagar equipamientos y vivienda social para media Catalunya!
Basta ya de tanto mea culpa, que la hagn los toros también!!
La desviación de una obra no viene dada por un revestimiento más o menos bonito o una carpintería con más prestaciones o por un suelo más resistente. Un incremento en todas esas partidas significaría un incremento ridículo en el computo total.
No se entiende que un cuadro eléctrico o una UTA tenga un coste tan absolutamente desmesurado el relación a la cantidad de material y su proceso de fabricación. Las instalaciones cuestan la mitad del coste de un edificio y su valor real es un 30% o 40% que incluso con un poco de creatividad por parte de los fabricantes que hacen aparatos que parecen sacados de la segunda guerra mundial podrían ser más económicos.
Otro de los problemas son los canales de distribución de estos productos que nunca pueden ser directos a fabricante.
Una lámpara de 300 euros PVP el técnico lo negocia para poder comprarla a 80 pero cuando llega a la obra, una vez pasados por todos los canales con sus respectivos márgenes cuesta 300 o más. INCREÍBLE PERO CIERTO.
Y encima nos dan las culpas a los arquitectos que invertimos miles de horas en hacer bajar un proyecto su coste y las ingenierías les piden a las industrias que les hagan su trabajo y que coste tiene, y lo colocan tal cual en el proyecto y nadie se queja!
Lo que tenemos que hacer los arquitectos es diseñar las instalaciones y diseñar los productos que van dirigidos a la edificación. Bajarían los costes por metro cuadrado muchísimo.
Que no nos engañen los muy costosos son por el ego del político que confunde el concepto arquitecto con el de Calatrava ( que no tiene nada de arquitecto)
Un proyecto (27 viviendas de protección oficial de alquiler para jóvenes en Barcelona)de López-Rivera, que aglutina buena arquitectura a bajo coste.
Ese es el camino...
Ahora, no sólo los empleados de los despachos (los que dibujan los premios FAD, pero no los firman) sinó también los arquitectos con obra firmada no llegan a mileurista! jojojojo! ver para creer!
La culpa de todo esto es de los mismos arquitectos. Como dice el dicho "la avaricia rompe el saco". Y el saco se rompió hace tiempo...no le echemos la culpa a los "medios"...
Estoy de acuerdo que la calidad no tiene porqué ser cara, pero la "dignidad" de la profesión empieza por contratar y pagar decentemente a los empleados, y termina pidiendo mejores honorarios para todos. Y de momento no he leído a ningún FAD ni ningún AxA hablar de ello...
Felicidades por el blog.
José María S.
LINK: http://www.elpais.com/articulo/cultura/Historias/arquitectura/mileurista/elpepicul/20111123elpepicul_1/Tes