Fuente: CULTURAS de La Vanguardia. 23 de marzo de 2011
Imágen: Pedro Pegenaute
Olga Felip y Josep Camps (ARQUITECTURIA) El trabajo de estos jóvenes arquitectos catalanes ha cosechado durante el 2010 reconocimiento nacional e internacional y varios galardones
Esta envidiable velocidad de crucero se ralentiza en el despacho de Felip y Camps en el momento de abordar cada proyecto, con el inicio de un minucioso rastreo de pistas sobre el terreno a intervenir y, más tarde, una notable implicación en la fase de obras. Los dos proyectos de Tortosa, además de su programa intrínseco de plaza y centro cívico, están contemplados como espacios de transición, una característica apreciable en la mayoría de sus trabajos. En la plaza del Ábsidees transición topográfica entre el castillo de la Zuda y el río Ebro: una plaza entendida como punto que articula el carácter cotidiano de lo urbano y la monumentalidad y representatividad del castillo y la catedral. En ella se ha recuperado el nivel original de la base de la catedral para percibir todo su perímetro. Y es el propio pavimento y escaleras que salvan el desnivel existente los que amueblan el espacio público, conformando una grada para sentarse, contemplar o ascender. La plaza se convierte así en mirador, base de actividades y a la vez espacio recogido que abraza el ábside y dignifica una zona de paso en distintas direcciones del barrio.
Morfología irregular En el caso de los juzgados de Balaguer, Felip y Camps se enfrentan a como conciliar las necesidades del programa estricto de un edificio judicial, con su encaje en la densa trama de un casco antiguo de morfología irregular, en la ladera de una colina. Lo resuelven con un edificio que «presiona los límites del propio solar», pero cuyo volumen exterior ha sido esculpido para respetar alineaciones, visuales y huellas urbanas. Su acomodación a ese interior de estructura clara y regular se produce en el espacio intersticial que define el grueso de la fachada. Esta regula aspectos de luminosidad e intimidad, y ha sido concebida como un filtro que ofrece seguridad y privacidad a jueces y usuarios. El edificio del Centro de visitantes de la Central Nuclear de Ascó, por el contrario, se encuentra en un solar sin referentes físicos construidos y se erige como edificio singular. Se ha planteado como un mirador, situado al límite del acantilado entre la central y el Ebro y la central y el pueblo. Con una zona pública previa de recepción, que es espacio exterior de acogida y exposición, entrelaza usos y enmarca visiones.
Función social Los proyectos de este joven pero maduro despacho profundizan en su condición de espacios capaces de acoger otros, intervenciones a transitar, franqueables. Lugares para mirar desde ellos, a través de ellos y, desde luego, hacia ellos.
Ante la pregunta, ¿cuál es la función como arquitectos desde su actual atalaya?, Olga Felip y Josep Camps responden en varias direcciones: configurar espacio público. La función social, no por tópica, menos verdadera. Y un cambio de postura. «Nuestra generación – comentan-tiene que romper con esa imagen de figura problemática y con superego del arquitecto. Es un profesional más que realiza su trabajo tras dialogar con mucha gente. Forma parte de un colectivo que colabora a la hora de resolver problemas. El arquitecto también debe ejercer funciones en las decisiones embrionarias de ciudad». Es decir, aportar sus conocimientos en cómo y dónde implantar la arquitectura. Felip y Camps se identifican con la nueva generación de arquitectos «antidivos y antihéroes» que no se tienen que revelar para hacer su obra, sino que han de saber gestionarla bien. El propio nombre de despacho, Arquitecturia (en catalán), está en esa línea de despersonalización y equipo. Remite al talante de empresa de una ingeniería, pero también al oficio y práctica muy directa de, por ejemplo, una panadería.
En arquitectura, ¿cuáles son sus referentes? Felip y Camps no tienen grandes mitos lejanos. Se refieren primordialmente a las enseñanzas y cotidiana generosidad docente de sus profesores de la facultad de arquitectura de Barcelona: Elías Torres, Carlos Ferrater, Carme Pigem, Esteve Bonell, Javier San José… sin olvidar a los de Historia de la Arquitectura: Azua, Azara, Lahuerta… Este agradecimiento a sus maestros más directos dice bastante sobre ellos y sobre lo que ha sido la ETS de Arquitectura de Barcelona durante sus años de formación, que ahora da sus frutos.
http://arquicatalana.blogspot.com/2011/03/josep-camps-i-olga-felip.html
Hom ha d'entendre que la generació que puja és "antidiva" en relació a la generació anterior? O només és una forma més de "matar el pare"? És Llinàs -que no és de la generació anterior sinó potser de dues generacions de distància- un "divo"? Ho és Jaume Bach? Perquè? Perquè porta "guants" a les obres?...
Com deia Diane Keaton a Annie Hall -o Manhattan, o la que fos-: La di da... És a dir: No "cola".
Millor buscar-se un "motto" generacional una mica més curradet o això, historiogràficament i culturalment, no va enlloc.